Memories

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- Eh... Kaminari-kun - dijo un cansado Deku - Creo que es momento de que te levantes de la arena...

- Uh...- Sollozó Denki, alzando su cara húmeda y enrojecida.

Después de la marcha de Todoroki se tiró a la mullida cama de arena que estaba bajo sus pies con la extremidades cual estrella de mar, comenzando a llorar, maldecir su existencia y murmurar algo sobre su infortunio en el amor. Midoriya aguantó pacientemente unos cuarenta y cinco minutos del llanto de aquella colegiada enamor- digo de un chico muy emocional.

- Acabo de descubrir que el chico que me gusta tiene una madre en el psiquiátrico después de haber quedado como un avestruz con la cabeza enterrada en la arena. - se  quejaba y chilló:-  HACE POCO NI SABÍA QUE ME GUSTABAN LOS  CHICOS. -

Y siguió llorando. El peliverde ya cansado de tanto drama y curioso de ver que alguien pudiese llorar tanto como él, lo cogió como si fuera un saco de patatas y se lo llevo.

Mientras tanto...
Todoroki estaba un poco desanimado. Nada que los otros pudiesen detectar pues su póker face seguía intacta. Llegó el punto en que ya cansado de escuchar a su grupo de amigos convulsionar de la risa ante memes y vines, decidió meterse en el agua para hacer un poco de ejercicio y con suerte, despejar la mente. Se alejó del grupo con su característico silencio y se aproximó al agua.

Al poner los pies en ella sintió el frío recorrer sus pies pero siguió adentrándose, total, a él el frío nunca le molestó. Siguió caminando, sintiendo  la débil corriente que le empujaba hacia la orilla, dejandose embaucar por la agradable sensación.  Guardó sus pensamientos en el fondo de su mente y la dejo vagar, llenadose con recuerdos y emociones mucho más agradables y simples. 

Recordó cierto día en un verano caluroso. Había ocurrido una emergencia y Endavour estaba fuera de su morada ejerciendo de héroe. Shoto quedó solo con su madre y sus otros hermanos.

El nivel del agua llegaba a su cintura conque se zambulló y empezó a nadar.

Rememoró cuando  Natsuo apareció con par de pistolas de agua y las repartió entre ellos. Estuvieron dos horas disparando chorros de agua helada los unos a los otros, mientras reían.
Parecía ser que la vida se había apidiado de aquel niñito y por un día le concibió uno de sus mayores deseos: ser un niño normal.

Shoto se detuvo en medio de la marea dejandose llevar por el flujo de aquella imagen.

Más tarde, su madre les ofreció chucherías. El pequeño invierano las engulló con ansias, pues no solo tenía un estricto entrenamiento también su dieta le impedía comer dulces. Tomaba varios de una vez, mezclando los sabores dulces y variados. Fuyumi le entregaba distintos tipos, explicándole sus nombres y la relación entre color y sabor. Miraba los caramelos como si fueran un tesoro.

Subió a la superficie a tomar aire y volvió a tomar el ritmo.

Recordaba cuando ya entrada la noche se permitieron sentarse en el sofa a ver "Mulan".  Touya, su hermano de mayor edad, le enseñó a cantar las canciones de la película que tantas veces habían visto pero nunca con Shoto presente.  

¡Seré más raudo que un río bravo!

¡Tendré la fuerza de un gran tifón!

¡Con la energía del fuego ardiente!

¡La luna sabrá guiar el corazón!

Cantaron hasta dejarse la garganta, saltaron en el sofa y se rieron hasta que les dolió el estomago.  Touya y Natsuo imitarían a los personajes,  agravando sus voces y exagerando los gestos mientras los demás reían. 

La Rosa de Guadalupe versión BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora