El Chico Usurpador De Mundos

6

Tengo miedo de ser amado,
Pero tengo miedo a estar solo.
Todavía me pregunto por que mi corazón siempre esta roto.

Oh que manera de vivir, dejando que el miedo tome todo el control.
Esto no es vida. No.
No estoy vivo.

Muñeca

Me levante de mi lugar y miro el salón vacío y en total silencio, ya nadie esta aquí, miro a Casandra de nuevo, hice una mueca intentando hablar, pero de mí boca no sale ni una palabra.

Decido no darle vuelta al asunto y me levanto, pongo mi silla en su lugar junto con los demás, y me dirijo hacia la puerta, como si nada hubiese ocurrido, la psicóloga interrumpe mi intento de huida.

—¿A dónde vas cada vez que te ausentas de la realidad?—preguntó, con una voz muy dulce.

aquello hizo que entrase en pánico, mí cien punza del dolor, un sudor frío siento en mi columna que recorre mí cuerpo.

—Estoy aquí ¿a dónde cree que voy?—Le respondo algo molesta.

—Yo sé que no es así —Me Dijo de forma pacífica y con una sonrisa.

Salgo de ese sitio algo irritada, la psicóloga quería llegar muy lejos, pero conmigo no podrá.

Me voy dirigiendo a los pasillos ya conocido, estaban algo solitarios, pero aún se escucha ecos de algunas habitaciones, las lámparas tintinean, algunas se apagan por completo y otros no.

Puedo escuchar los tacones de la psicóloga detrás de mí, no volteo, porque sé que la mataría de alguna forma ¡pero lo haría!

Ya llegando a mi habitación, me encuentro con la presencia de la enfermera de esta mañana, la ya mencionada abre la puerta indicando que pase a mi cuarto, ella se retira segundo después de la puerta.

—Dentro de un rato vendrán a buscarla para cenar—Me dice muy amable, la miro atentamente y asiento con la cabeza.

me siento en una silla, tal acción hace que rechine, pero no lo suficiente como para preocuparme.

Miro por la ventana el cual contenía rejas.

ya no era raro para mí, siento que ya las había visto y vivido esto antes, ya que mis recuerdos siguen siendo borrosos.

Siento que lo habían puesto también en mi habitación, para evitar escaparme, pero yo soy astuta, por muy raro que sea, sé cómo librarme de aquí.

Mientras que me ahogo en un mar de pensamientos.

Logré captar ruidos justo detrás de mí, seguidos de pasos en mi habitación, me giro para ver quien se atreve a joderme la existencia.

pero no veo a quien gritarle, mire a 180 grados inspeccionando toda la habitación, hasta que algo en mi cama llamó mi atención.

ahí se encuentra una muñeca algo desgastada y maltratada, me acerco para cogerla con mis manos, cuando lo hago la observo muy atenta e impresionada, la muñeca tiene mis rasgos, sus cabellos eran la misma noche, sus ojos eran el mismo café amargo que olía por las mañanas de este lugar tan tétrico, lucía funesta.

No entendía nada de lo que estaba ocurriendo, de pronto escucho golpes en la puerta lo cual brinque del temor.

—Perdón señorita—Dice una chica con aspecto de cocinera y mejillas arrebatadas.

—¿Que necesita?—pregunte mientras carraspeo para disimular mí miedo.

—Vine avisarle que es hora de comer—me responde un tanto recelosa, como si fuera que yo le daba miedo.

Quédese unos días en mí habitación y se dará cuenta que a quien no debe temerle es a mí, pensé más para mí.

Dejo la muñeca sobre la cama, me encamino hacia la puerta a pasos apresurados.

Vi a varios pacientes, algunos son de la reunión de esta mañana, otros eran caras nuevas, algunos daban miedo y otros eran desasosiego, una que otra miraba con desdén, pero aún había efusivos.

También están presentes tres hombres de cuerpos esbelto, eran como guardias, supongo que es para evitar una pelea entres pacientes.

Todos seguimos a la cocinera por unos pasillos que aún no conocía, la chica se detuvo, saca unas llaves de su bolsillo del delantal y abre una puerta de metal un tanto pesada que emite un chirrido algo molesto,.

Ahora que lo pienso, esto es extraño, es la primera vez que hoy me sacan de la habitación.

Más bien, en la reunión fue la primera.

la chica pasa adentro y los demás la seguimos.