El Chico Usurpador De Mundos

7

Estoy en un lago o algo parecido, no puedo respirar, el agua helada quema mis pulmones. Me sacudo como puedo, buscando la superficie, nado hacia arriba con la poca fuerza que me queda.

¿Que es este sentimiento?

¿Moriré de esta manera?

Se siente tan real.

El agua entra violento en mis pulmones, rasguño mí garganta, tal vez de la impotencia por no poder respirar.

Y justo cuando decido darme por vencida,  el lago está bajando, como si se estuviera desagotando, mí cuerpo bajo hasta tocar algo firme sobre mis pies, caigo de rodillas sobre el suelo.

Toso devolviendo todo el agua que he tragado contra mí voluntad, mientras que lágrimas gruesas caen sobre el suelo, estás se drenan junto con todo el agua restante.

Al levantar mí vista unos pasillos se hicieron notar, con varias habitaciones, las paredes eras verdes con negro y algo de moho, era por causa de la humedad, no tengo ni idea de donde estoy, limpio mis lágrimas bruscamente.

Me levanto de manera lenta, mí cuerpo aún no se recupera de mí casi muerte.

Paso por el pasillo ignorando las habitaciones, tengo tanta mala suerte que cualquier cosa podría aparecer en este momento.

Sin embargo, mis planes se vieron interrumpidos, una puerta justo a mí lado se abrió.

—Maldición—digo entre dientes en voz baja.

Volteo recelosa, rogando que nada extraño se encuentre en ese lugar

Veo a la niña que había visto el día anterior, está sentada sobre una cama ya añeja y sucia, está cantando una canción, la melodía hacía que valientes se convirtieran en cobardes, siento intranquilidad, una sensación inexplicable.

Bueno, al menos cuando yo lo explico, no se entiende.

—Lo Conocerás—Dice La Niña Sin Rostro, vuelve a repetir lo mismo que días anteriores me había dicho.

— ¡¿A quién?!—pregunté por segunda vez, exclamando un poco en cólera por la situación.

No entendía a quien se refería.

—Esta... Esta era mi habitación.—
dijo con voz quebrada.

gira para verme y de la nada empieza a gritar como si nada, doy la vuelta para ver si hay alguien detrás de mí y lo que vi, me espantó.

Había un niño colgado justo en la entrada por dónde entré, me levante de donde estoy, miré al niño fijamente no podía entender, los gritos de la niña eran ensordecedores y descontrolados, doy la vuelta para poder calmarla pero seguía gritando.

ella con sus dos manos cubre sus oídos y de la nada siento que algo me toca el hombro, gire y él niño que está colgado me mira con una sonrisa siniestra plasmada en sí.

—Esto es solo el principio—su voz se escucha dificultosa ,  debido a la presión en su cuello.

Estoy sola en la mesa con mi bandeja de comida saludable, ¿Acaso nos están matando de hambre? Mientras que intentada comer aquello de mi charola, se acercó un chico de un aspecto muy peculiar.

—Hola me llamo Adams Green—dijo eufórico y con su mano en el aire intentando estrechar su mano en forma de saludo.

Lo miro muy fijamente, algo me dice que no debo acercarme a él, decido hacerle caso a mí intuición, deje de mirarlo y sigo intentando comer.

—Veo que no hablas mucho—Comenta mientras se sienta al frente de mí. Y sigue hablando.

—¿Como te llamas?—Pregunta mientras come, vaya a este chico ¿no le enseñaron cerrar la boca mientras mastica?

—¿No hablarás?—Pregunta de nuevo.

—Acaso no te callas—Contesto de mala gana.

Me levanto de mi sitio y camino hacia otra mesa, ni siquiera me moleste en mirar hacia atrás.

Me detuve a pensar, quizás sea él que la niña menciona tanto. Regreso al mismo sitio, él se me queda mirándome con las cejas enarcadas.