Día 4: Control

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Debe mantener el control. No puede delatarse. Pero la sangre huele tan bien... Y tiene tanta hambre... Pero sabe que no puede o su vida correrá peligro. La sangre brota a borbotones de la herida en la sien. El olor metálico le hace salivar y tiene que tragar varias veces. Su adversario se limpia el corte con una mano temblorosa y se mira la mancha con los ojos abiertos. Entonces, empuña con fuerza el bate y se lanza con un grito de rabia. Consigue esquivar el golpe y apuñalarlo en el estómago. El olor se hace más penetrante y su puñal gotea, empapándole hasta el codo. Se le dilantan los ojos y se relame los labios secos. Su víctima se aleja arrastrándose por el suelo, con un brazo tapándose la herida y pidiendo ayuda. Pero ya es tarde. Con una sonrisa de oreja a oreja, lame la hoja y gime por el sabor. Es hora del festín.

Rolvember 2018Where stories live. Discover now