No importa en qué dirección girara el mapa, Lekos no tenía ni idea de dónde estaba. Lo habían enviado a un templo que había sido invadido por una horda de demonios. Su misión era limpiar el templo y que así los feligreses pudiera festejar de nuevo su Día de la Gallina. Sin embargo, a la hora de pedir indicaciones, la misión se complicó. Ninguno de los Ancianos se ponía de acuerdo en qué camino era el más rápido, en si debía ir por este o por el otro atajo o si tenía que girar a la izquierda o a la derecha en el cruce de las cañas de bambú. Lo peor era que incluso le dibujaron un mapa, pero era tan confuso que no sabe si es un mapa o un cuadro impresionista. Ni siquiera las indicaciones del resto de aldeanos le sirvieron. Así que, equipado con su basto y un mapa cubista, se adentró en el bosque y se perdió.
Siguió caminando por senderos cada vez más inhóspitos y escondidos, arañándose con la maleza y comiéndose más de un insecto. De repente, el sendero se abrió, dando paso a un camino amplio e incluso iluminado con farolillos. Miró a un lado y vio la entrada del pueblo. Se giró al otro. Y ahí, al final del camino, estaba el templo.
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Rolvember 2018
FantasyRecopilación de los 30 retos del Rolvember 2018 propuestos en Twitter por Pifias de Novatos. Los retos que no aparezcan será porque contienen personajes originales de una novela en curso propia. El resto será de uso totalmente público e incluso se p...