Día 25: Mar

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Las hojas susurran, mecidas por la brisa, que huele a salitre y humedad. Sus pies se hunden suavemente en la arena amarillenta. A pocos pasos, las olas azules rompen contra la orilla, dejando a su paso espuma y conchas. Berold ya ha salido corriendo hacia el agua, dejando desperdigadas todas sus pertenencias, incluida la ropa que llevaba puesta para disgusto de sus compañeros. Sus risas y gritos mientras juega con el agua se oyen por toda la pequeña cala. Inuwyn se ha quitado los zapatos y pasea apaciblemente por la arena, al menos hasta que se da cuenta de que Kimnug sigue al pie de los árboles. Se acerca al enano y se sienta a su lado.

- Estás muy silencioso. ¿Pasa algo?

- No, solo... es la primera vez que veo el mar.

El alquimista gira rápidamente la cabeza hacia él con la boca abierta.

- ¿En serio?

- ¿Qué esperabas? - responde encogiéndose de hombros. - Soy un enano. Vivimos en las montañas, en las cuevas. No solemos ir al mar. Es más, seguramente nadie de mi familia haya ido nunca al mar.

Inuwyn asiente en silencio.

- ¿Y qué te parece?

- Es... inmenso. Casi como el cielo.

- Lo es. Y ahora - se levanta de un salto y le toma la mano - te toca mojarte.

- ¿Pero qué...? - Trastabilla mientras lo arrastran al mar. - ¡No sé nadar!

Rolvember 2018Where stories live. Discover now