Día 6: Guijarro

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Metió la mano en el bolsillo y sus yemas tocaron algo raro. Al palparlo, se dio cuenta de que era un guijarro, el que le había dado esa extraña mujer. Lo sacó y le dio vueltas con los dedos. Era el típico guijarro de río, suave y redondeado, pero con un agujero en el centro. Piedra de bruja, la había llamado esa señora. Si ves a través del orificio, podrás ver cosas ocultas, dijo. Bufando con incredulidad, se puso la piedra en un ojo y cerró el otro. Miró a las sombras de la esquina, bajo la cama y detrás del armario. Nada, como había pensado. Entonces, se miró la mano. Entre sus dedos, había otra entrelazada. Se quedó congelado, su sonrisa burlona se apagó. Tragó saliva y recorrió lentamente con la mirada el brazo de la mano fantasmagórica. Le temblaba cada vez más la mano y sudor frío le caía por la espalda. Finalmente, miró a su derecha y lo vio y empalideció. Ojos negros hundidos. Dientes afilados y gigantes. Sonrisa de oreja a oreja. Piel azulada y traslúdica.

Resonó un grito que congelaba la sangre. Y la luz se apagó.

Rolvember 2018Where stories live. Discover now