Día 28: Mascota

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- ¿De verdad te vas a quedar a esa cosa?

- ¡No te metas con Pelusa!

- ... ¿la has llamado Pelusa?

Zeras le acaricia la cabeza a una rata gigante. Es del tamaño de un perro y, normalmente, prefiere comerse a los humanos en lugar de acompañarlos. Pero esta es extraña. Estaba sola y tenía una herida en el lomo. Zeras se apiadó de ella y la curó. Su intención era dejarla libre, pero la rata decidió que no quería quedarse abandonada y los siguió. Sameiv intentó espantarla por todos los medios hasta que Zeras le plantó cara cuando intentó quemarla. Al final, acabó adoptándola y poniéndole incluso una correa. La rata, Pelusa, parece feliz acompañándolos y recibiendo mimos, aunque de vez en cuando le sisea a Sameiv.

- Es un bicho sucio, salvaje y lleno de enfermedades.

- Le dimos un baño en el río, ¿recuerdas?

- Y el agua acabó negra. Además, los piojos no se ahogan con el agua.

- Nos ha dejado ponerle una correa.

- Una correa que puede roer cuando quiera y escaparse.

- Y lo hemos curado.

- Eso no significa que esté libre de enfermedades. ¿Y si nos contagia la rabia?

- ¿Pero qué tienes en contra de Pelusa?

- ¡Que es peligrosa!

La rata, al oírlo levantar la voz, le sisea y le enseña los dientes.

- ¿Ves? Es buena y fiel y no es peligrosa.

Zeras le rasca detrás de las orejas a Pelusa y sigue caminando con el animal trotando alegremente detrás de él. Sameiv los mira alejarse con la boca abierta.

Rolvember 2018Where stories live. Discover now