XVIII

209 21 5
                                    


DANA

Llego a la casa de mi amiga y todos duermen plácidamente aún. Voy hasta la habitación que será del bebé de Lena y me recuesto en la cama sin dejar de pensar ni por un segundo en lo intenso que han sido las cosas ayer y hoy.

Cierro los ojos finalmente convencida en que ya luego tendré más tiempo para pensar y analizar la situación.

-Mami...- Unos leves toques pinchan mi mejilla.- Mami, tengo hambre. La tía Lena me dijo que me hiciera yo desayuno o llamara a un delivery y ni siquiera sé que es eso.- Abro los ojos y veo sus mejillas sonrojadas y aquel diente que ya no está la hace ver tan tierna.

-Buenos días bebé.- Me siento largando un gran bostezo y agradezco haber estado aquí para poder alimentarla... con lo buena madre que será Lena.- ¿Que quieres de desayunar?

-Macarrones con queso.- Contesta con una gran sonrisa y se me contagia.

-Pues vamos a ver que encontramos en la alacena de tu muy responsable tía.

Caminamos juntas a través del pasillo y al pasar por la habitación de Lena veo como se ha tomado toda la cama para ella sola. Gracias a Dios mi bebé logró escapar.

Mientras preparo el desayuno veo a Alía distraída con los muñequitos animados en su tableta y me pongo a pensar en su futuro, en como casi permito que el desgraciado de Federico nos arrebate una vida que puede ser hermosa.

Que pena de madre era.

-Bebé.- llamo su atención sintiendo un nudo en la garganta.

-¿Si mami?- Contesta mirándome con sus grandes ojos.

-Te amo, ¿lo sabes?- Ella asiente y alza sus brazos para que la tome y siento como en su abrazo percibe que soy yo tu heroína, que mira en mi un ejemplo a seguir y mi nuevo objetivo será que eso prevalezca.

-Buenos días.- Dice Lena entrando a la cocina mientras larga un bostezo.- ¿Cómo están por aquí bichos raros?- Se sienta al lado de Alía y mi pequeña la mira con el ceño fruncido.- ¿Y ahora que hice calabacita?

-Tía, ¡ibas a dejar que muriera de hambre!- Exclama la pequeña y Lena abre grande los ojos.

-No seas cruel, gusanito. Ya eres grande para prepararte un sándwich, a demás podías llamar al delivery.

-¡No sé que es un delivery!- Exclama esta vez más fuerte y yo solo quiero explotar de la risa.

-Shh, ya. Para la próxima si te hago de comer, el bebé me tiene un poco perezosa.

Cuando termino de cocinar y luego de comer todo, Alía va a tomar un baño y Lena yo nos quedamos charlando sobre la noche anterior.

-Por cierto, Enmanuel estaba en la fiesta y vaya que está hecho todo un galán.

- ¡No puede ser! Hace tanto no sabía nada de el.- Dice mientras termina de organizar lo que usamos para el desayuno.

-Y también hablé con Alessandro.

Procedí a contarle la historia dramática de ayer y la madrugada. Desde como el alcohol me volvió más atrevida de lo que nunca fui y como me desmayé al llegar al departamento de Alessandro hasta las confesiones.

-¿Por qué lloras?- Le pregunto burlona al ver como una lagrimilla rueda por su mejilla. Que boba.

-No te burles, el embarazo me tiene sensible.- Río más fuerte pero luego vuelvo en sí.

-Tengo mucho en que pensar ahora...- Suelto un gran suspiro.

-No, más bien tienes que pensar en que ponerte para tu salida de hoy. Ese hombre se ha portado de una forma increíble y merece a la Dana increíble que conozco.- Sonrío.

Estrellas en tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora