XXIV (SEGUNDA PARTE)

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ALESSANDRO.

Llegamos al sitio de comida rápida y todo mi cuerpo muestra lo cabreado que estoy con lo que acaba de suceder. Ya perdí un hijo una vez, estoy muy consciente de cómo esta mierda se siente.

-Alessandro, debes de calmarte. No puedes entrar así a ese lugar, no vas a medir tu reacción y ya sabemos lo que puede suceder. – Miro a los ojos de Paolo y trato de respirar, tiene razón, mis impulsos tienden a ganarle a la razón y luego las cosas no resultan muy bien.

Suspiro.

-Vamos.- Entro con Paolo y Adolfo detrás y nos recibe dos guardias de seguridad en la entrada.-Soy Alessandro Calventti, fui quien solicitó los video de seguridad del día de hoy.

-Daniel Mejía, jefe de seguridad del establecimiento.- Se presenta y de inmediato procedemos a una pequeña cabina de no más de 15 metros de ancho, donde apenas caben los monitores y una silla reclinable.

En el video se ve desde cuando ambas entraron y tomaron asiento, luego entraron otras dos personas pero solo compraron y se fueron. Lena unos 20 minutos después se pone de pie y no transcurre un minuto cuando un hombre de 1,80 entra al establecimiento y se acerca directamente a Alía.

-Deténgalo, es a quién estamos buscando identificar.- La cara no logra captarse por completo pero se logra ver que tiene el pelo oscuro y que es de tez caucásica. – ¿Ningún empleado logró ver su rostro por completo?- Niegan.

-La chica de la caja dijo que creyó que era un indigente más de esos que entran a pedir cosas o a vender, lo creyeron inofensivo.- Contesta el otro hombre que estaba con Mejía.

Nada de esto tenía sentido.

-¿Podrían darme una copia del video? Debo llevarla a la policía.

-¿Qué planeas hacer Aless luego de esto?- Pregunta mi hermano.- No creo que debas de inmiscuirte demasiado en esta situación. Se lo que sientes por Dana y su hija pero tú tienes una vida y no se sabe quién está detrás de esto y que sea capaz de hacer.- Explica y casi me asfixio cuando logro entender que lo que desea mi hermano es que deje a Dana sola con esta situación.

-¿Dime que no lo estás diciendo en serio, Paolo? ¿Quieres que las deje? ¿Qué las abandone justo ahora cuando más apoyo necesitan? Tengo un equipo muy grande de seguridad, millones de peso en diferentes cuentas bancarias, ¿crees que un jodido mental podrá amedrentarme?- Niego con la cabeza sintiendo como la vena de mi frente palpita y como una fuente de energía recorre cada parte de mi cuerpo.- Yo me quedo, si quieres tu aléjate y ordena que alguien cuide de ti si tienes miedo pero yo no me apartaré ni permitiré que lastimen a las personas que amo.

Paolo se le nota desencajado sin terminar de procesar todo lo que le he dicho antes, pero no me puedo permitir apartarme, no ahora cuando por fin cosas lindas están llegando a mi vida.

Llamo a Dana para informarle que hemos conseguido mientras me dirijo a la estación de policía donde el detective Gonzales será quien se haga cargo del caso. No responde. Intento nueva vez y no consigo nada; intentando no perder la calma le marco a Lena y al cuarto tono contesta.

-Dime que encontraron algo, por favor.- Es lo primero que escucho al descolgar la llamada.

-Si, tenemos un video pero no se logra ver demasiado, voy de camino a la estación a llevarlo. ¿Dana y Alía?-Pregunto sin rodeos.

-Ellas están bien, ambas están dormidas. Alía despertó y le dijo a Dana que el hombre que le dio le dulce se hizo pasar por un súper héroe invisible, el bastardo jugó con la inocencia de la pequeña...- La escucho hipar- Maldito imbécil, de verdad espero que quién esté detrás de todo esto pague.

Estrellas en tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora