Tres semanas habían transcurrido, me encontraba sola en el cementerio. No dije nada esta vez. Mañana lunes sería la audiencia contra Federico y su lucha por quitarme lo único que tengo, lo único que es mío.Quería llorar, más bien, sentía que así lo necesitaba pero no era justo para mí misma. Me había jurado por mantenerme fuerte y no demostrarle a ese infeliz que sus actos seguían influyendo en mis sentimientos.
Cuando me casé hace nueve años con Federico apenas tenía 25, un tanto joven pero muy necesitada de amor... de algo de atención y de un sitio al cual pertenecer. El nunca fue romántico como tal, más bien era reservado y algo tajante, me juré que eso me gustaba y me convencí de que así eran los hombres maduros, los hombres de verdad. Tuvimos solo unos dos años de ¨novios¨, era una relación muy ambivalente, un día estábamos y al otro no. Para el día de mi boda, solo invitamos a quince en total y al final solo fueron unos ocho o quizás menos. Yo me preocupé por verme linda, por adelgazar unas 16 libras para caber dentro del vestido y usa un corsé que comprimía mis pulmones. Yo tuve que esperarlo en el altar, llegó casi una hora más tarde de lo que esperábamos y tuve que rogarle al notario para que no se fuera; a eso, hay que sumarle que estaba ebrio.
Fue la primera vez que lo vi así. Sí, siempre supe que le encantaba tomar pero nunca lo vi hasta ese grado. La ceremonia duró unos veinte minutos nomás porque apresuré al notario para que acabara antes de que el hombre se fuera a desmayar. Yo tuve que conducir hasta el departamento que vivíamos en ese entonces y cargar con él hasta el según nivel... en fin, la realidad es que he tenido pocas cosas demasiado buenas en la vida y Federico no es una de ellas.
Tuve que acostumbrarme a no tener un hombro donde llorar por todos los desplantes que sufrí o por cada golpe que me dio. Solo tuve que aprender a vivir con cada uno de ellos porque sentía que no tenía demasiadas opciones, justo como me siento ahora. Solo miro aquella lápida con flores secas a un lado en un jarrón y me pregunto ¿que hubiera sido distinto si mi madre estuviera aquí?, no era de dar cariños o ponernos nombres bonitos como gesto afectivo pero siempre estaba al pendiente de cada cosa tanto como del hogar como de nosotras.
Lanzo un suspiro al aire y cierro los ojos mientras permito que la poca brisa que hay en el ambiente toque mi cuerpo. Me pongo de pie y camino hacia la salida.
Llamo a Lena para ver que todo esté bien con ella y Alía y al parecer sí.
-Nena... ¿Estás bien?- Pregunta al descolgar la llamada.
-Lo estoy, solo quería saber si puedo pasar un rato a tu casa...- Pregunto mientras lucho con abrir la puerta de mi vehículo.
-Por supuesto, estoy solo en casa ¿te sucede algo?- Su voz no deja de sonar preocupada y trato de sonreír para no alarmarlo.
-Estoy bien, solo algo cansada.- Contesto una vez adentro.
-Bien, te esperaré aquí y pediré algo para comer.
-Te veo al rato, cielo.- Cuelgo.
Cuando llego al edificio de Aless y voy a pasar hay un auto negro justo en la entrada del parqueo subterráneo, intento hacerle señas pero sus cristales súper polarizados no permiten ver quien está dentro o que hace así que sueno la bocina unas dos veces hasta que finalmente la persona se mueve.
Pongo el número de autorización y trato de disfrutar la música que suena de fondo en el ascensor.
-Ya te habías tardado.- Recibo un beso en los labios que se convierte en los mejor que me ha sucedido hoy.
-Lo siento, un auto estaba justo en frente de la entrada del parqueo.- Su ceño se frunce.
-Qué extraño, no se supone que eso pase porque no está permitido en esta zona.-Levanto un poco los hombros en señal de indiferencia y camino hasta uno de sus sofás para quitarme los zapatos.
-Ya sabes, la gente está muy loca últimamente.- Los pies me pesaban por los zapatos que llevaba hoy.- Estoy cansada, esto de Federico me tiene realmente mal. Siento que tengo todas las de perder, aún no terminan de habilitar el departamento así que no tengo un techo seguro para Alía y el es rico... será horrible.- Me llevo la mano a la cabeza y me echo hacia atrás evitando que la gravedad den paso a las lagrimas.
-Entiendo nena, pero te aseguro que todo saldrá bien. Tienes evidencia de todo lo que ese hombre te hizo y siendo un hombre que sabe de ley estoy más que seguro que ningún juez le dará la custodia de un niño a un abusivo. A demás, tienes un novio millonario.- Dice sonriendo en picardía.
-Ya lo sé.- Le doy un besito en los labios.- Pero sabes que no sería capaz de utilizarte para algo como eso.- Sonrío en su dirección y en mi mente trato de ponerme positiva y confiar en lo que Aless me dice.
-Trajeron la comida hace rato, iré a calentarla y luego vamos a comer, ¿sí?- Asiento y me recuesto un momento.
No sé en qué momento me quedé dormida, me sentía bastante cómoda allí y algo llegó a mi mente, era como una especie de sueño en la cual sentía como algo me ataba. Todo era muy negro, no había luz y yo quería salir de allí, me sentía cansada como para seguir forzando y me dejé ir, dejé de luchar y cuando cedí fue que pude sentirme liberada, ya la presión no estaba sobre mi y de repente todo se puso blanco, más ligero...
-Nena, despierta.- Siento como su cálido aliento roza mi cara y como su voz ronca cada vez se escucha más clara. – Perdón por despertarte pero tu móvil no ha parado de sonar y ya comienzo a preocuparme.- Cuando finalmente tomo el teléfono y enfoco la vista Lena estuvo llamando unas 10 veces.
Mis instintos se disparan.
Marco de vuelta y al segundo timbre ya responde mientras de una forma que antes desconocía me pongo los zapatos y tomo mi bolso.
-¿Pasa algo Lena? ¿Están tu y Alía bien?- De inmediato imagino que Federico pudo hacer algo contra ellas o algo por el estilo.
-Yo estoy bien, la niña ha tenido dolor de estómago y hace como 40 minutos tiene fiebre. Ya vamos de camino al hospital.- Por una parte respiro y trato de controlarme.
-Está bien, envíame la dirección y voy para allá.- Cuando me voy a dar la vuelta para avisarle a Aless lo que sucedía este ya estaba vestido y con las llaves de su coche en la mano.
-Nos vamos en mi auto.- Asiento sin más y camino detrás de él hasta el parqueo.
Esto no puede estar pasando ahora, no cuando mañana es el juicio y sé que el buscará cualquier excusa para llevarse a la niña.
ESTE ES LA PRIMERA PARTE DEL CAPÍTULO 24, LA OTRA ESTÁ CASI LISTA PERO NECESITABA PUBLICAR ESTA PARA QUE VAYAN CREANDO UNA IDEA DE QUE PASARÁ MÁS ADELANTE.
ESTÁS LEYENDO
Estrellas en tu piel
Romance¿Cómo puede definir una mujer de 33 años el amor? Cuando este ¨sentimiento¨ ha sido opacado por cada uno de los que por su vida han pasado... Contiene escenas de: -Sexo -Violencia física, verbal y psicológica **NO APTA PARA MENORES** PROHIBIDA C...