XXIX

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DANA

Tenía la caja con champaña, el globo y un cartel listo. Ya me había comunicado con Liliana esta mañana para que me avisara a qué hora estaría libre Aless y así poder sorprenderlo. Me hice la desentendida esta mañana y no lo felicité por su cumpleaños número 39. Pasé temprano por Alía a la escuela para que juntas fuéramos a la empresa de Aless y darle la sorpresa.

Solo había estado una vez aquí. El edificio era realmente grande y la decoración había sido hecha o escogida por alguien con muy buen gusto. Al llegar a la recepción, un hombre bien uniformado de nombre José me da la bienvenida.

-¿Necesita ayuda con eso, Señora Calventti?- Me asombra que me haya llamado por el apellido de Aless pero no le doy muchas vueltas a eso y niego.

-No, estoy bien gracias. Puedes decirme Dana.- Me encojo de brazos y le sonrío. Él lo hace de vuelta.

Alía va a mi lado con una sonrisa de oreja a oreja. Camina dando saltos y me pregunto seriamente de donde tiene tanta energía.

Llegamos a la 5 planta que es donde está su oficina. No se escucha absolutamente nada, hay un silencio sepulcral en las demás oficinas que están en la planta. Visualizo a Liliana sentada detrás de su escritorio y con una seña me indica que el está dentro que pase.

Alía es quien empuja la puerta y grita sorpresa.

-¡SORPRESA!- Digo yo entrando detrás con todo en las manos.

Aless se espanta pero luego sonríe. Las cosas luego de aquella cena estaban más que bien; Aless compartía más tiempo con nosotras, teníamos intimidad casi todo el tiempo, hablábamos de cualquier cosa... todo retomaba su rumbo.

-¡Gracias!- Dice con una sonrisa en sus labios tomando a Alía en brazos para darle un beso en la mejilla y luego acercarse a mí para dejar un suave beso en mis labios.- No me lo esperaba.- Dice mientras quita el flequillo de mi frente y vuelve a besarme.

-Guacala.- Dice Alía y ambos reímos.

La puerta suena y Aless pide que pase.

-Señor, ¿podría venir un momento al salón de reuniones A-03?-Dice Liliana.

-¿Pasó algo?- Ella niega con la cabeza.- De acuerdo, vamos en seguida.

-¿Qué crees que sea?- Le pregunto y él se encoje de brazos.

-No tengo idea pero vamos a averiguarlo.- Le extiende la mano a Alía quien se hallaba dando vueltas sobre la mesa giratoria comiendo una paleta dulce que seguramente tomó de las que tiene Aless sobre el escritorio.

Caminamos hasta casi llegar al ascensor y justo a la derecha estaba el salón. Al entrar, casi todos los empleados de Aless estaban allí reunidos con una pancarta grande donde decía ¨FELICIDADES, JEFE¨ mientras aplaudían.

Aless, glorioso al fin, abraza y les da la mano a todos allí. Yo me quedo al margen sonriendo y disfrutando de su alegría. Alía, sigue a quien ahora llama papá y saluda también a todas las personas que él saluda. Es sumamente cómico.

Salgo un momento del salón y me encamino hasta al baño y antes de entrar suena mi celular y es un mensaje de Lena preguntándome como salió todo al cual respondo con un pulgar hacia arriba. Cuando tomo el pomo de la puerta, escucho un murmullo dentro.

-¿La vieron?- Decía una voz.

-¿Cómo el jefe terminó con una mujer tan flácida?- Escuché decir a otra.- ¡Tiene una hija!- Exclamó la misma.

-No duden que sea una resbalosa. El hombre tiene muchísimo dinero y a demás está buenísimo.- Dijo esta vez la misma voz de horita.- No entiendo cómo fue a buscar a otra teniendo a alguna de nosotras aquí, la vida es injusta.

Estrellas en tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora