UsaVene

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No era raro que ella desapareciera de la casa todas las tardes desde que tantas personas llegaban a visitarla, era algo común ya que era "la entrada a Sur américa" pero a veces le estresada ver a tanto países rodando por el lugar, su más reciente invitado era cierto rubio de ideas estrafalarias que la sacaba de sus casillas.

Ese día se encontraba a mitad del bosque caminando sin rumbo entre la frondosa vegetación, se sentó en un árbol y abrió un libro que ya iba por la mitad también empezó a comer un pedazo de pan que había guardado en su bolso antes de empezar su caminada matutina, pero está vez había algo diferente, empezaba a sentirse observada y en menos de lo que pudo pensar dos orbes azules ya se encontraban frente a ella mirándola con dureza.

-No creo que sea bueno que estés aquí sola- reclamo el muchacho.

-Se cuidarme por mí misma señor Jones, no necesito un héroe- le respondió mientras retornaba su mirada al libro.

-Señorita Páez muchas cosas pueden pasarle estando sola en el bosque- le recordó apoyando su espalda en la árbol en el que ella estaba sentada justo a un lado de ella.

- No iré muy lejos a demás aquí no hay casi animales- miro la escopeta que el rubio mantenía en su espalda.

La colonia británica pareció pensarlo unos minutos mientras miraba a su alrededor.

-¿Podría quedarme contigo?- dijo sentándose al lado de ella.

-Pues ya estás aquí- dijo con fastidio apartándose un poco.

La tarde siguió en silencio, la muchacha leía su libro tranquilamente mientras que el chico solo miraba a su alrededor tratando de entretener su inquieta mente.

-¿Ibas a cazar?- dijo sin despegar la mirada de su libro.

-No yo... Bueno si iba a cazar- tomo su arma de la espalda y la colocó en el césped frente a ellos.

-¿Me enseñas a disparar?- esta vez bajo el libro y se acercó a Alfred.

-¿Porque querías tu aprender a disparar?- dice confundido mirando a María.

- Quiero aprender a cazar- responde poniendo un mano en el hombro del hombre.

- No creo que te guste cazar...-dijo mirando la mano en su hombro.

-¡Pero quiero aprender!- evade la chica.

- España me asesinara...-

-¡Por favor Jones te lo pido, enséñame a disparar!- la venezolana utilizó su mejor cara de cachorro herido.

-No lo sé María, me preocupa tu padre-puso un mano en su nuca, María solo tomo con más fuerza su hombro.

-Él no se enteraría...además haré lo que tú quieras- dijo sonriendo con dulzura el otro lo medito un par de segundos.

-¿Lo que yo quiera?- repitió solo para asegurarse.

-Lo que tú quieras- le respondió con mucha seguridad.

-Está bien, te voy a enseñar- le chica se levantó y empezó a dar saltos- Ya está oscureciendo así que deberíamos regresar mañana a este lugar como a la 2- sentenció antes de levantarse y empezar a caminar a la casa de María.

La tarde siguiente ambas colonias se consiguieron en el mismo lugar, ninguno mencionó palabras de saludo solo se dieron una mirada, Alfred tomo su escopeta y se acercó a la muchacha, le tendió la misma y señaló un árbol que estaba a unos pocos metros de ellos.

-Vamos a intentar darle- hablo a secas, Venezuela solo asintió tomando el arma.

Le enseño como tomar el arma, como pararse y como disparar. Con lo días la puntería de María había mejorado y Alfred no podía de estar más orgulloso de ello, "El Hero es un buen maestro" pensaba mirando a la morena disparar cada vez mejor la misma.

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