Bebe

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Su barriga era apenas visibles, pero ahí estaba y se le hacia muy difícil ocultarla. Su ropa por lo general era ajustada y ese pequeño bulto en su barriga se notaba con cualquier cosa que se pusiera.

Se sintió estresada, si sus chismosos hermanos se daban cuenta no dudaba en que en menos de un mes ya todo en mundo sabría del embarazo. Incluyéndolo a él.

Un escalofrío paso por toda la columna vertebral de la muchacha, no podía permitir eso. Con toda la lastimas y pesar guardo todas sus prendas ajustada dejando un vestido floreado bastante grande que no resaltaba ninguna de sus curvas.

Decoro su cabello algo rizado con su orquídea y su maquillaje era tenue y delicado, nada muy exagerado.

Salió de la habitación del hotel rumbo a la sede de la onu.

La sala estaba como siempre desordena y los países haciendo escandalo. Nada fuera de lo común.

Se sentó en su puesto y soporto las 3 horas de bochinche de la reunión en la que no llegaron a nada como siempre. Fue un alivio cuando Alemania dio por terminada la reunió y todos los países empezaron a salir.

-¿Osea como que por te pusiste eso?- le pregunto Polonia horrorizado. Si esto todavía no había terminado.

-Es que... Es cómodo- le respondió con rapidez tratando de caminar más rápido.

-¡Tú eres la diva de América! No puedes ponerte algo tan feo- le regaño el polaco y Maria sintió una pequeño mareo.

- Oye hablamos después - Maria desviando sus pasos al baño.

- ¡No huyas del estilo! - Grito el rubio siguiéndola.

Una pequeña persecución comenzó, Maria miraba hacia tras para ver a su perseguidor cada vez más cerca de ella y Polonia solo estiraba los brazos para alcanzarla.

Alfred acababa de salir del baño y caminaba tranquilamente a la salida cuando sintió que algo o más bien alguien se estrelló contra su pecho. Bajo la cabeza para encontrarse con Maria sobando su cara golpeada, Alfred pensó en ayudarla a levantarse pero Maria se levantó a una velocidad vertiginosa y entró al baño empujándolo en el proceso.

-Osea ¿adonde se fue la miss?- le pregunto el fabuloso de Europa al tenerlo de frente.

-¿Hablas de Maria?- pregunto Alfred y Feliks lo miro con una ceja arqueada y los brazos cruzados como si dijera "osea de quien más hablaría" - esta en el baño - el rubio de pelo largo le paso por el lado y pronunció unas palabras que dejo algo pensativo al rubio.

-Si no la conociera diría que oculta una panza de embarazada -

-¿Que dijiste?- pregunta Alfred en voz baja.

-Osea parece que oculta una panza con ese vestido- dijo dándose la vuelta y yendo al baño.

¿Seria posible? Era lo único que pensaba Estados Unidos.

Miro como Feliks empezaba a tocar la puerta del baño con persistencia, Maria no le dio respuesta al polaco lo que hizo que este simplemente se aburrirá y terminara por darse por vencido. Más el norteamericano se quedó cerca de hay esperando que Maria saliera del baño.

La morena salió tambaleándose del baño mientras sacaba de su bolso unas mentas para su aliento. Alfred pensó lo peor.

¿Maria podía tener ese tipo de enfermedades? No lo veía muy posible Maria siempre había sido muy segura con su cuerpo.

La dicho por Polonia parecía tener mucho más sentido. Sintió un escalofrío ante esa posibilidad.

Se acercó a ella y está pareció sorprendida y algo asustada.

-¿Estas bien?- pregunta mientras la abrazaba por los hombros.

Apego su cuerpo al de ella. Cuando sitio un bulto en su vientre Alfred sorprendido intento poner una mano ahí pero Venezuela dio un par de pasos hacia tras para alejarse de él.

-Estoy bien-dijo mirándolo con nervios. Alfred trato un par de segundos en procesar la aplastante verdad de la citación.

-¿Estas embarazada?- su voz era un susurro ahogado. A Maria se le bajaron los colores de la cara y empezó a tartamudear.

-No, no, no... T-te ha-s v-uel-to loc-o - Alfred se volvió a acercar a ella para colocar las manos en su vientre, Maria permaneció quieta sintiendo sus manos pasar en donde ese pequeño ser crecía.

-Dios mio...¿Cuando me lo ibas a decir? - dijo ahogado y con la mirada en donde estaban sus manos.

-Déjame Alfred- Maria empezó a respirar con rapidez.

-Maria- habló esta vez en tono regañon.

-Alfred por favor no quiero discutir- en un segundo el cuerpo de Maria se encontró desvanecido entre sus brazos, Alfred la apretó entre estos con miedo a soltarla y que se hiciera daño.

-¡Maria!...-trato de moverla para ver si reaccionaba más ella solo respondió con un gemido que parecía de dolor - ¿Estas bien?

-Pendejo llevame al hospital- pidió con dificultad.

Alfred no lo pensó dos veces y tomando a la Venezolana entre los brazos la cargo asta su auto. Llegaron al hospital unos cuantos minutos después, Maria fue atendida con rapidez por las enfermeras. Alfred por su lado se quedó en la sala de espera.

Alfred permanecía estático en su lugar, todavía estaba procesando la información de los últimos minutos.

Maria estaba embarazada, el bebe era suyo y para más estrés la castaña se había desmayado y no sabia ni como estaba ella o su hijo.

Una joven enfermera se hizo presente y le dio un seña para que lo siguiera, Alfred no tardó en hacerlo, la siguió esta encontrarse en un pequeño cuarto donde Maria reposaba tranquilamente y un doctor a su lado revisaba unos papeles.

-doctor- llamo al hombre y este alzó la mirada-¿ellos están bien?-

-Si, la señorita solo necesita de descanso y que no la pongan en situaciones de estrés- sentenció el doctor mientras arreglaba los papeles y salia del cuarto.

Alfred suspiro de alivio y miro a la castaña que permanecía plácidamente dormida. Se sentó en la silla que estaba al lado de la cama esperando pacientemente a que despertara.

Maria empezó a removerse en la cama asta abrir los ojos, Alfred se levantó de un salto de la silla y colocando sus manos a cada lado de la cabeza de la mujer la miró con atención.

-¿Estas bien?- pregunto en voz baja y dulce.

-Si...- se limito a responder mientras miraba a los lados-¿Que paso?-

-Te desmayaste, yo te traje al hospital- la chica abrió los ojos horrorizada y rápidamente coloco las manos en su vientre- tranquila los dos están bien- la chica volvió a respirar con tranquilidad y miro al rubio con algo de duda.

-¿Tú como estas?- dice con inseguridad mirando fijamente al rubio.

-Estoy sorprendido y... Asustado también, ¿Por qué no me dijiste nada?-

-... Estaba asustada, no tenemos la mejor relación y no sabia como ibas a reaccionar- un denso silencio se formó después de esas palabras.

Alfred parecía metido en su mundo pensando algo que le era imposible de saber a Maria que estaba empezando a incomodarse. Al final el rubio llevo su mano a su cabello y lo acaricio.

-No te voy a dejar sola Maria, metimos la pata pero el niño no tiene la culpa y necesita de ambos-

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