Alfred creyó, él en realidad confío con su corazón, que cuando la intervención terminara y Rusia sacara sus manos del territorio de Maria todo mejoraría para ella.Pero cuando la guerra terminó y Maria despertó de su coma las cosas no fueron como antes.
Maria parecía perdida en un mar de melancolía y depresión, pasaba sus días en el porche de su casa fumando un cigarro y cantando en voz temblorosa canciones que parecían de un tiempo remoto, antes de los españoles. Alfred intento por todo los medios sacarla de su infelicidad, la lleno de regalos, ayudó a su gente y su economía, le juro amarla para siempre y nunca dejar que Rusia le pusiera las manos encimas. ¡Hasta la llevo al psicólogo!. Pero nada sirvió, Maria seguía ahogándose en su depresión.
Ahora entiende que lo que sea que le ocurrió en su sueño maldito le había causado traumas y su brutalidad al pelear contra el eslavo por el control de su territorio habían terminado de romperla.
Maria estaba rota.
