Capítulo 1

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La familia Brown vivía en Montpellier, Francia. Ghislaine estudió Biología, al terminar su carrera, se interesó por la Criminología debido a que continuamente oía casos de hurtos, asesinatos, secuestros, etc., que quedaban sin resolver por la falta de criminólogos en el país. A raíz de eso, decidió estudiar Criminología. Como escaseaban puestos de trabajo como Criminóloga, se vio forzada a aceptar el empleo que le ofrecieron. Ahora ejercía como profesora de Biología en el instituto François Rabelais.

Robert era un empresario en una de las empresas más prestigiosas del mundo.....

Robert aprovechó un día que estaban todos sentados alrededor de la mesa, para comunicarles una buena noticia.


— Bien... -dijo el señor Brown mientras se zampaba los palitos de cangrejo-tengo que contaros algo importante, así que escuchadme. Mi jefe me ha pedido que vaya a trabajar a Inglaterra, por lo tanto, debemos mudarnos.

— Pero Papá, yo no quiero cambiarme de Instituto-dijo Anne refunfuñando.

— Bueno en el otro Instituto también habrá biblioteca-dijo Ghislaine con una sonrisa, a modo de reconfortarla.

— ¿Eso significa que te han ascendido? -preguntó Max

Robert asintió.


— ¿Y cómo se llama la ciudad? - preguntó Anne

— Londres, la capital de Inglaterra, sin duda una de las ciudades más grandes de Reino Unido. Se encuentra al borde del río Támesis. ¡Ah! -suspiró- Qué vistas más espectaculares se verá desde Hammersmith Bridge. Es cierto que no siempre sale el sol y hace buen tiempo, pero supongo que con el tiempo nos acostumbraremos.


Todos parecían escucharle atentamente excepto Max, que no quería ni imaginarse cómo sería vivir alejado de la casa en la que había vivido su infancia, lejos de sus amigos y su ciudad natal.

— ¿Y mis amigas? - preguntó Estelle que ya se había terminado su plato de comida.

— Ya conocerás a otras amiguitas, cariño- dijo Ghislaine

— ¡Jo! - protestó la pequeña. Subió a su cuarto y al cabo de unos segundos bajó con su bicicleta.

— No me iré sin mi bici- gritó Estelle.

El señor Brown soltó una carcajada.

— Trato hecho- dijo sonriendo de oreja a oreja. Estelle se puso a saltar de felicidad y salió al jardín a jugar con su bicicleta.

— Ojalá todos los problemas se solucionaran así de fácil- dijo Robert.

— Cierto, ojalá- dijo la señora Brown.

— ¿Y tú que piensas, Max? - dijo Robert que se había dado cuenta de que su hijo estaba ausente.

— Sí, me gusta la idea- respondió sin más. Aunque su rostro decía lo contrario.

— ¡Bueno, todos estamos de acuerdo, así que, hagamos las maletas lo antes posible, un futuro brillante y próspero nos espera! - dijo el señor Robert lleno de entusiasmo y satisfacción.

— Y... ¿cuándo nos iremos? - preguntó Max.

— Este sábado- dijo Robert con el rostro iluminado.

— Entonces sólo faltan tres días-pensó Max- tengo que despedirme de mis amigos.

— Oye Anne, ¿qué opinas de la mudanza? - preguntó Max mientras se cepillaba los dientes.

— Bueno, por una parte, si y por otra no.... Mientras haya una biblioteca en Londres....

— ¡Eso es lo único que te importa, los libros! ¡No has pensado en tus amigos ni en tu hogar, la casa en la que hemos estado viviendo desde pequeños!

Anne pudo advertir que los ojos de Max se llenaban de lágrimas, ella no dijo nada.


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