Harry Styles es un dulce y hermoso omega de veinte años, poseedor de unos impactantes ojos verdes y una hipnótica e increíble sonrisa. Aunque ha tenido varios pretendientes en su vida, él nunca ha sentido amor por ningún alfa o beta pero todo cambia...
El comisario Niall Horan entró en la sala de interrogatorios bastante molesto.
—Vaya vaya, Tomlinson...volvemos a vernos las caras—Dijo el rubio alfa de ojos azules tomando asiento.
Louis lo miró con fastidio y luego rodó los ojos soltando un pequeño bufido de desagrado.
—Así que alterando el orden de nuevo, ¿eh?, ¿Qué ha sido ésta vez?, ¿A caso ese alfa y ese omega respiraron el mismo aire que su alteza?—preguntó con sarcasmo Horan.
—¡No te voy a decir una mierda!—gruñó Louis—¡encierrame de nuevo si quieres!.
— Tranquilo será como deseas pero antes...
El comisario abrió el expediente de Louis y empezó a revisarlo con aparente tranquilidad, mientras que el ojiazul lo miraba cerrando los puños y sintiendo como su sangre le hervía.
Mientras en la otra sala de interrogatorios, Ed asustado por su primera vez en arresto, permanecía sentado a la espera de que el agente que le había estado haciendo múltiples preguntas, regresase y le dijese como se encontraba Harry.
El ojiverde aún aislado en una celda debido a su celo, ya estaba consciente pero no dejaba de llorar y gimotear por lo que no podían sacarle aún o sería terrible para todos.
Era demasiado lindo y olía malditamente bien y en la comisaría había demasiados alfas que habían reparado en él en cuanto había llegado allí.
Pasaron la noche allí y ya bien entrada la mañana del día siguiente, cada uno de los alfas fueron llevados a los juzgados para un juicio rápido.
—Bien señor Sheeran. En vistas de que usted fue el atacado, quedará libre pero deberá pagar una multa por el desorden público provocado y lo correspondiente a la mitad del gasto del moviliario urbano que ustedes rompieron con la pelea—Sentenció el juez de turno.
Sentado a unos metros de él, en otro de los bancos para los acusados, Louis bufó molesto.
—En cuanto a usted señor Tomlinson—habló de nuevo el juez de guardia— al ser reincidente y el instigador de este desorden público, se quedará en los calabozos de comisaría por una semana. Además deberá correr también con su parte de los gastos.
—¿Una semana?...¡esto es injusto! —protestó el ojiazul encarandose—¡Ese tipo se estaba llevando a mi omega!.
—¡Harry ahora es mío!, ¡maldito desquiciado!—Gruñó entonces Ed, tras saber quién era el ojiazul—Tú ya tuviste tu oportunidad.
—¡Orden!...¡orden!—El juez dio con el mazo varias veces, hasta que ambos alfas pararon la discusión.
Finalmente fueron escoltados por dos agentes y Ed fue llevado a las oficinas de la comisaría para recoger a Harry, mientas que Louis fue llevado a los calabozos nuevamente.
El ojiverde al fin pudo salir de la celda de aislamiento pues ya había pasado el peligro, aunque había todavía algún resto de dolor pero era soportable.
—Oh Dios Ed...que mi-miedo he pasado. Me di-dijeron que te habían llevado, ¿Qué ha o-ocurrido?—preguntó temeroso.
—Entonces, ¿Tú no recuerdas nada, amor?—preguntó el alfa algo molesto tras haber pagado la multa y firmar varios documentos.
El rizado negó intentando recordar pero tan solo algunas imágenes borrosas inundaban su mente, aunque también el recuerdo de un olor muy particular.
—Louis—susurró entonces.
—Si, así es. Ese cretino nos atacó y luego hemos terminado peleándonos en la calle.
—¿Y-Y dónde está él ahora?, ¿Que le ha pa-pasado?—preguntó Harry con ansia sorprendiendo al pelirrojo.
—Vámonos ya... debemos ir con tu padre y luego regresaremos a Irlanda—dijo Ed evitando contestarle.
—No—negó el omega bastante nervioso pues su omega interior lo desgarraba por dentro necesitando saber de Louis.
—Harry, amor...recuerda que dentro de unas horas tengo turno en el hospital.
—No—repitió este— Quiero hablar con Louis un momento, ¿Dó-Dónde está?, Dímelo—exigió con decisión.
Harry sentía una necesidad enfermiza, la cual había creído haber acallado tiempo atrás, tras conocer al pelirrojo y poner kilómetros de por medio pero al parecer no era así.
Ed lo miró confuso y decepcionado pero finalmente se le dijo.
—Regresaré enseguida Ed, no te preocupes—Sonrió este cuando un agente le indicó la puerta por donde tenían que entrar para acceder a los calabozos, donde el ojiazul estaba retenido.
—Está bien Harry, te espero aquí. No olvides que te amo— dijo el pelirrojo sintiendo un escalofrío recorrerle el cuerpo pues algo le decía que el omega y el ojiazul tenían algo más fuerte de lo que había creído y que tendría difícil solución.
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