Harry Styles es un dulce y hermoso omega de veinte años, poseedor de unos impactantes ojos verdes y una hipnótica e increíble sonrisa. Aunque ha tenido varios pretendientes en su vida, él nunca ha sentido amor por ningún alfa o beta pero todo cambia...
Durante los días que Louis no vio a Harry a causa del celo de este, el alfa pudo pensar en muchas cosas también.
Estaba dispuesto a todo, así que una mañana de sábado entró en una de las joyerías más lujosas de la ciudad y compró el anillo más lindo que tenían.
Sabía que el omega estaría en la librería como cada día, así que tras parar en una floristería y comprar un ramo de flores, se armó de valor y condujo su coche hasta allí.
Harry estaba radiante y muy sonriente, le encantaba estar entre los libros pero sobre todo amaba los ratitos que su trabajo le concedía para estar con su pequeño.
...-Papi, quero un cueto.
-Claro mi amor, ¿Cuál quieres que te lea?.
-Ete-dijo el pequeño Tim caminando con el libro de Peter Pan en sus pequeñas manos.
-Esta bien mi vida...anda ven aquí y siéntate con papi-Dijo este cogiéndole en el regazo y sentarse en una butaca.
En ese momento no había ningún cliente en el local, aún era temprano por lo que era un momento especial para los dos, aunque este fue interrumpido cuando Louis entró.
-Buenos días.
-¡Papá!-exclamó feliz el niño soltándose de los brazos del omega y corriendo hacia los del alfa.
-Hola campeón, ¿Me extrañaste?-preguntó dichoso el alfa cogiéndole en su regazo.
-Sip, mucho. Mira papi va leeme un cueto, ¿Queres ecuchalo tamen?-el niño señaló emocionado a Harry.
El omega permanecía sentado y levemente sonrojado, su corazón latía a mil por hora y sentía que si se levantaba quizás no pudiese sostenerse pues sus piernas le temblaban por la inesperada visita.
Aún así esbozó una leve sonrisa pues ver a su pequeño junto a su padre era la más hermosa de las escenas y con nostalgia pensó en lo distinto que hubiese sido todo si desde un principio Louis no le hubiese fallado.
Sin darse cuenta su imaginación voló y se encontró dentro de un pensamiento hermoso donde el quedarse así para siempre, juntos como una familia y que nada ni nadie los separase jamás.
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-Papi....papi, ¿Me oyes?-preguntó el pequeño Tim al ver que su papá omega los miraba sin responderle.
-¿Estás bien, Harry?-preguntó entonces el alfa preocupado.
El ojiverde salió de su trance y tartamudeó nervioso.
Louis y Tim se miraron y luego rieron alegremente.
-¿Papi etabas domido?.
-Si algo así, mi cielo.
El pequeño entonces quiso bajarse de los brazos de su padre alfa y rápidamente se sentó con su padre omega, con el libro sobre sus piernecitas.
-Papa ven, siétate con nosotos. Ahoda papi nos leera Pete Pan.
Louis miró dudoso a Harry, el cual asintió sin dudarlo, por lo que muy sonriente se acercó a ellos sentándose en otra de las butacas.
-Vega papi empieza ya-habló de nuevo el pequeño Tim algo impaciente.
-Está bien mi cielo, ahora voy-el omega sonrió y besó su pequeña cabecita- A ver emm....dice así: «Los Darling eran una familia compuesta por el siempre preocupado por las apariencias señor Darling, la amorosa señora Darling, sus tres hijos Wendy, John y Michael y Nana, un perro niñera que no tenía nada que envidiar a ninguna otra de verdad. Wendy era la hermana mayor y en sus sueños vivía historias de aventuras en las que aparecía un personaje llamado Peter Pan, un niño volador, que vivía en la isla de Nunca Jamás...
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Mientras escuchaba la ronca pero hermosa voz de Harry, el alfa ojiazul miraba embobado la tierna escena padre-hijo.
Estaba muy feliz, entonces metió la mano en su bolsillo y tocando la cajita de la joyería suspiró nostálgico.
Quería ver eso el resto de su vida y estaba completamente seguro de que quería tenerlos en su vida para siempre pues no tenía dudas.
Harry y Tim eran su familia y por lo tanto quería y debía amarlos y protegerlos con todo su amor para el resto de sus días.
