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Ed estaba furioso como nunca creyó estarlo y aunque amaba a Harry, este había cometido una traición muy grande, la cual le sería muy difícil perdonar.

—No puedo creerlo... ¿Por qué me hizo esto?, yo acepté que se quedase por ayudarlo. De saber que se volvería a acostar con él, cometiendo esta terrible falta no le hubiese dejado....pe-pero es que no conforme con eso, ha tenido la desfachatez de callarse durante todo este tiempo. Él sabía que había la posibilidad de que ese bebé pudiese no ser mío—hablaba mientras caminaba hacia el apartamento.

Aún no amanecía y la lluvia era realmente intensa pero al alfa no le importó, estaba decidido a alejarse de allí, así que tras subirse a su vehiculo lo arrancó y se fue.

La visibilidad casi nula, sumado a la alta velocidad y a que la mente de Ed le jugó malas pasadas con imágenes del ojiazul y su omega retozando felices, hicieron que finalmente éste perdiese el control del coche a los pocos metros de emprender la marcha.

El pelirrojo alfa terminó chocando de forma fortísima contra un camión que circulaba en sentido contrario y por ello quedó muy mal herido.

En ese preciso momento, el omega ojiverde, el cual estaba amamantando a su bebé, se sobresaltó pues sintió un repentino pinchazo en su marca, seguida de una fuerte quemazon.

No sabía a que era debido pero muy angustiado preguntó a una de las enfermeras, la cual entraba en la habitación para ayudarle a acostar a di hijo.

La omega de unos cincuenta años, era viuda y en cuando escuchó a Harry relatar lo que le ocurría, rápidamente fue a llamar al doctor.

—Se trata del paciente de la 228, doctor. Creo que a su alfa le ha pasado algo—habló angustiada.

—¿Se lo has dicho?—preguntó éste.

—No... no, está recién operado y ellos discutieron muy fuerte. La verdad no tengo corazón para decirle aún.

Una ambulancia llegó al hospital con el alfa casi moribundo, una de las enfermeras que había estado en maternidad en el turno anterior reconoció a Ed, así que rápidamente fue a avisar.

Tras enterarse, la intención del médico fue ocultarselo a Harry mientras no estuviese más fuerte y recuperado pero transcurridas unas horas ya no pudo retrasarlo más pues el alfa empeoró y a pesar de que habían hecho todo lo posible por salvarle la vida, finalmente falleció.

Cuando el doctor y una de las enfermera fueron a hablar con el omega, se lo encontraron sentado en el suelo de la habitación, llorando y  abrazado a sí mismo.

—M-Mi la-lazo....¿por qué me duele tanto?... Tan so-sólo siento tristeza y va-vacío...Ed, ¿dónde estas?...Ed...— repetía una y otra vez.

—Lo siento, Harry—dijo entonces el beta ayudándole a incorporarse—El tuvo un accidente de automóvil y murió.

Tras meterse de nuevo en la cama, el ojiverde escuchó con el corazón en un puño lo que el médico tenía para decirle, luego de eso miró a su bebé y rompió a llorar de nuevo.

Ya su alfa no estaba y con él se había ido la esperanza de una familia feliz y un hogar confortable como en el que había vivido los dos últimos años.

Tenía mucho miedo pues de nuevo estaba desamparado y con un bebé a su cargo por el que debía seguir luchando.

El pelirrojo alfa fue enterrado en la más estricta intimidad pues su familia así lo quiso, Harry se sentía muy mal por no estar presente en su funeral pero a parte de que aún estaba convaleciente en el hospital.

Mejor había sido así pues la familia de Ed no lo hubiese permitido, ya que se había dado el caso de que unos minutos antes del accidente, uno de los hermanos del alfa había hablado con él por teléfono y se había enterado de todo, por lo que tanto Harry como su hijo no sólo no eran bienvenidos a la familia, sino que además los repudiaban.

Días después y tras recibir la desagradable visita de una de las hermanas del pelirrojo, el omega salió del hospital con su hijo en brazos y con nada en su mochila, más que algo de ropa y unos dólares que llevaba en su cartera.

No tenía ni idea de lo que iba a hacer, ni sabía a dónde dirigirse pues probablemente toda la gente que conocía le daría la espalda tras saberse la verdad, así que vagó por las calles hasta que su bebé despertó y comenzó a llorar.

El demacrado omega estaba agotado por lo que se sentó entonces en uno de los bancos de un parque al que llegó y casi sin fuerzas comenzó a darle el pecho a su bebé.

Muchos de los transeúntes se le quedaron mirando y cuchicheaban a sus espaldas, hasta que finalmente un policía llegó echándole de allí malamente, a pesar de que este le había dicho que su bebé tenía hambre y de que no tenía a donde más ir.

El pequeño Tim, como había decidido llamarle finalmente a su pequeño se quedó tranquilo y volvió a dormirse envuelto en su mantita, mientras que su padre se levantó y comenzó a  caminar sin rumbo y sin idea de donde pasarían la noche.

19. No fue mi intención amarte - Larry Stylinson -Omegaverse (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora