Harry Styles es un dulce y hermoso omega de veinte años, poseedor de unos impactantes ojos verdes y una hipnótica e increíble sonrisa. Aunque ha tenido varios pretendientes en su vida, él nunca ha sentido amor por ningún alfa o beta pero todo cambia...
Ya oscurecía cuando el ojiverde, tras comprobar que nadie lo había visto, entró a escondidas en un portal perteneciente a un viejo edificio de la parte más alejada del centro.
Le pareció un buen lugar para pasar la noche y resguardarse del frío, de la lluvia y poder descansar un poco.
Se acurrucó en una esquina y agotado rápidamente se quedó dormido, hasta que una hora más tarde, se sobresaltó al notar que alguien le hablaba y lo movía.
—Hey tú, despierta...oye omega, ¿Qué estás haciendo aquí?—escuchó de un joven, rubio y guapo beta, que lo miraba fijamente con sus azules ojos.
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Harry estaba en shock pero entonces su bebé comenzó a llorar y de inmediato se levantó con la intención de irse de allí pero llovía mucho.
—Shsss... tranquilo cariño, nada ocurre... no te preocupes—le susurró tiernamente acariciandole la carita.
—¿Es tuyo ese bebé?, Espero que no serás uno de esos dementes que roban niños—le habló de nuevo el beta.
Cuando Tim se tranquilizó y volvió a dormirse, el ojiverde volvió a mirar al desconocido y entonces negó fervientemente.
—Lo siento...ya nos vamos.... Tan solo buscaba un lugar tranquilo y seco para pasar la noche con mi hijo. Creí no molestar.
Sorprendentemente el extraño le sonrió y volvió a hablarle.
—¿Cómo te llamas?... ¿Qué haces en la calle a esta hora?.
—So-Soy Harry Styles y e-este es mi hijo Tim. Hemos sa-salido esta mañana del hospital, no tengo nada—contestó el omega agachando su cabeza.
—Así que Harry...pues hola Harry. Yo soy Niall Horan y vivo aquí con mi abuela...¿Dices que has salido del hospital y que no tienes a donde ir?.
—No.
Niall reparó entonces en la marca en su cuello.
—¿Y en dónde está tu alfa?—preguntó.
El omega bajó la mirada de nuevo y soltó un profundo suspiro.
—Él ya no está. Se murió en un accidente de tráfico.... Tan solo estamos mi bebé y yo y debemos irnos. Siento haberme colado.—dijo finalmente al ver que había cesado de llover.
Ya casi salía por el portal cuando el rubio beta lo llamó.
—Oye Harry...emm... si quieres puedes pasar la noche en nuestra casa. Estoy seguro de que a mi abuela no le importará.
El omega se giro y lo miró confuso.
—¿No crees que pueda ser un ladrón o un loco asesino que os haga daño?.
El beta sonrió negando.
—No, no lo creo. Tan solo veo que eres una persona que ha tenido muy mala suerte y necesita ayuda.
Harry entonces rompió a llorar pues al parecer de nuevo la vida le ponía en frente a un ángel caritativo cuando más lo necesitaba, como cuando había llegado a Irlanda años atrás.
—Mu-Muchas gracias... Prometo que no os molestarnos y nos iremos tan pronto amanezca.
El rubio abrió la puerta del ascensor y le dio paso amablemente, entonces Harry entró y juntos subieron al tercer piso donde luego caminaron hasta la puerta B y entraron.
—Abuelita...ya llegué—habló Niall tras quitarse el abrigo.
Una sonriente y regordeta omega, salió de la cocina limpiando sus manos al delantal atado a su cintura.
—Hola cariño...oye, ¿y quién es tu amigo?—preguntó al ver al omega tras su nieto.
—Abuelita Sara...él es Harry y este es su hijo...
—Tim—habló rápidamente el ojiverde.
—Son Harry y su pequeño Tim—repitió Niall. Ellos necesitaban donde pasar la noche, así que los invité. ¿No te importa verdad?.
—Le prometo que no molestaremos mucho, señora—Dijo el rizado apenado— No tengo dinero pero en cuanto consiga un trabajo le pagaré lo que usted me diga.
La mujer sonrió tiernamente y se acercó a ver la carita del bebé.
—Nada de eso, muchacho. Además llámame abuela.... A la legua se te ve que eres un buen chico y la calle no es lugar para un bebé recién nacido.
El ojiverde negó.
—No, no lo es pero hoy hemos salido del hospital y no tengo a donde ir. Mi alfa se murió y no tengo nada.
—¡Oh por Dios criatura!—Exclamó afligida la mujer muy—Gracias al cielo que habéis llegado hasta aquí.... Anda ven, Harry. Pronto cenaremos y podréis dormir en una cama caliente.
—Muchas gracias, a-abuela... son ustedes dos ángeles.
