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Meses atrás

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Meses atrás

Leonardo desperto media hora antes que la alarma sonara, frotó su rostro con sus manos y observó a su esposa dormir tranquilamente. Tras observarla varios minutos decidio darse una ducha su rostro se reflejó en el espejo, lucia cansado y aburrido, solo tengo veintiséis años y parezco de sesenta. Pensó.

Al estar debajo del agua se dio cuenta que estaba haciendo lo mismo que todos los días, despertaba, se duchaba, desayunaba, e iba a trabajar. Lo mismo de siempre. Suspiró y enrrollo una toalla en su cintura, salió del baño y se sentó en la cama.

Sintió unas manos en su torso abrazándolo.

- ¿que pasa?- pregunto la pelinegra dejando un beso en la mejilla de su esposo.

- ¡oye!, estoy mojado- sonrió

- no me importa, ya lo sabes. Ya dime qué te pasa, y no me mientas te conozco muy bien-

Leonardo bajo la mirada, y pensó si era buena idea contarle temía que lo tachará de loco. Pero era cierto que ella lo conocía muy bien así como él a ella y sabía que no se rendiria hasta hacerlo hablar.

- ¿Te puedo preguntar algo? - ella lo miró alzando una ceja, y sonrió.

- ya la hiciste- río - de acuerdo.

- ¿Estas.... Estás decepcionada de la vida que llevas? -.

- ¿Qué?, No claro que no. ¿ Cómo estaría decepcionada de esta vida ? Tengo unos hijos maravillosos, un esposo encantador, me encanta mi vida-. Dijo con toda la sinceridad del mundo.

observo a su esposo y al verlo muy triste decidió preguntar.

- y ¿Tú? ¿Estás decepcionado?-

Él no respondió simple y sencillamente miró al suelo, karai bajo de la cama y se puso frente a él poniendose a su altura.

- ¿Leo? - suspiró triste, él no estaba conforme con su vida, la pregunta era ¿Porqué?.

¿Había hecho algo mal? No, siempre se mostró amorosa, cariñosa y lo amaba. Daba lo mejor de ella por su familia. Tomo las manos de leo y las estrecho demostrándole de esa forma que estaba dispuesta a hacer lo que fuera por solucionar cualquier cosa. Él no la miraba. el sonido de la puerta hizo que ella volteara y sonrió al ver a sus mellizos.

- ¡Mami, papi! ¡Buenos días!- dijeron ambos al onisono.

Los mellizos tenían cinco años, Ryan era el mayor por díez minutos, y Giselle la menor ambos eran de ojos azules y cabello negro.

- buenos días mis amores! - dijo su madre feliz. Leo los observo, vio como ellos eran felices. Tenía todo lo que otros desearían. Su bella esposa, maravillosos hijos, y una muy buena posición económica. Su difunto padre le había heredado parte del negocio por ser el mayor.

Tres Deseos ~Leorai~  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora