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Leonardo salió lo más rápido posible de la casa se encargó de no dejar huellas ni nada que pudiera inculparlo. Dentro de su mochila llevaba la muñeca, unas figuras de acción que encontró en la habitación de su hijo Ryan.  Intento encontrar más pruebas pero fue imposible, llevo fotografías. Haría lo que fuera por demostrar que decía la verdad.

Llegó a su departamento saliendo el sol, Javier no estaba entro a su habitación y saco las pertenencias de su mochila y pensó en la mejor manera de acercarse a Karai y mostrárselas.

- Leo, están muy pequeños para jugar - dijo ella sentada frente a las cunas de sus recién nacidos.

- claro que no, ¡Ves! - señaló a los bebés - Giselle ama la muñeca y Ryan su figura del capitán América -

Karai miro a sus pequeños y ellos  tenían los juguetes sobre sus estómagos. Karai soltó carcajadas. Leo se acercó a ella y la besó con mucho amor.

- te amo - dijeron los dos al unísono.

Leo abrió los ojos, no sabía en qué momento se había quedado dormido. Miro al techo deseando volver a esos tiempos.

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Esperaba paciente a que el turno de Karai terminara, la veía a través del cristal. Ella sonreía. Mejor dicho le sonreía al chico con el que se había peleado. 

Era un verdadero fastidio verlo, lo odiaba.  Traía consigo la muñeca y la figura de acción. No se iría sin mostrárselas, sin hablar con ella. Media hora después, para fortuna de Leonardo, ella salió sola. La siguió a una distancia prudente, se fue acercando poco a poco hasta que estuvo lo suficientemente cerca para poner una mano en su boca.

- shh, tranquila, no grites por favor - miro a todos lados, Karai forcejeaba con él. Trato de morderle la mano pero no lo consiguió. -

No quería asustarla. Pero no hallaba otra manera, estaba claro que ella no lo escucharía a la buena.

Con todo el cuidado que pudo la llevo hasta el auto que había rentado. Karai lo golpeó en el estómago dejándolo sin aire. Aprovecho para correr. Leo fue tras ella, por fortuna entro a un callejón sin salida.

- ¡AYUDA! - grito al momento que Leo la tomo por la cintura y puso su mano en su boca.

La llevo hasta el auto, logrando meterla.

- ¡ESTAS LOCO! ¡SUELTAME! - karai lo golpeaba.

- YA, cálmate, solo quiero hablar contigo, siento mucho que tenga que ser así. Por favor, por favor. Solo escúchame - la súplica se r flejaba en los ojos de Leonardo.

Karai miro lo miro a los ojos, tan azules. Accedió a hablar con él.

- está bien - Leo condujo hasta un parque, no salieron del auto.

- escucha, se qué crees que estoy loco - Karai asintió - pero todo lo que he dicho es verdad. Te pido que me escuches hasta el final. Por favor - sus palabras llenas de súplica conmovió a la chica.

- bien, pero luego me dejaras en paz -.

- bien. Mi nombre es Leonardo Hamato, tu y yo estamos casados, tenemos dos hijos y uno en camino, tu no lo recuerdas porque yo desee no haberte conocido. Y fue lo más estúpido que pude hacer, mira - Leo saco la piedra de la mochila - esto cumplió ese deseo, investigue sobre ella y cumple tres deseos y después desaparecera para siempre, yo pedí el segundo y solo me queda uno y no puedo usarlo para reparar lo que he hecho. Pero hay una solución es que tú mi amor recuerdes nuestra vida. Yo lo he hecho estoy recordando solo necesito que tú también lo hagas - se detuvo para tomar aire, Karai lo miraba sin ninguna expresión - se que esto suena demasiado loco, pero es la verdad. Karai lo lamento tanto, y daría lo que fuera por qué me dijeras que tú también recuerdas algo. Mira - Leo saco la muñeca.

Karai miro la muñeca, la tomo en sus manos.

- es de nuestra hija y esto - saco la figura de acción - es Ryan nuestro  hijo, Giselle y Ryan son mellizos. Tenemos una casa.

Leo le mostraba las fotografías. Karai parecía atenta a lo que él le decía, su confusión era notable para Leonardo.

- es la verdad, mi amor. Te conozco mejor que nadie, y lamento tanto haber arruinando todo.

Karai miraba atentamente los juguetes. Miro a Leonardo atento esperando una reacción por parte de ella.

- escucha - hablo mientras devolvía los juguetes y el collar - no sé qué decirte, no se nada, no se de lo que hablas -

- te ayudaré a recordar - le dijo Leo.

- ¿Cómo? - pregunto altanera

- así - la jalo hacia él y la besó.

Un beso apasionado y lleno de ternura. Se sentía tan bien volver a besarla, no recordaba la última vez que lo había hecho, ni abrazado o siquiera decirle lo hermosa que era o cuánto la amaba. 

Se sentía un tonto, ahora se daba cuenta de lo que se perdía al estar "disfrutando de la vida".










Maratón 1/?

Tres Deseos ~Leorai~  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora