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Advertencia: Crackship- pareja hetero- no habrá nada de lemon ni palabras altisonantes en exceso- temas de violencia de género- self-harm- abuso de estupefacientes- angst.

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Hiro y Emily se despidieron fervientemente de Agent. Al igual que Bangtan, el nombre del fandom de las dos chicas hacia alusión a el trabajo que hacían para sus ídolos. Los fanes de Bangtan eran su ejercito, cuyo propósito era defender al septeto de cualquiera que quisiera dañarlos.

Y los fanes del dúo femenino eran sus agentes, que eran regidos por cualquiera de las dos jóvenes, o ambas.

Pese a que no siempre estaban bajo su personaje ni usaban peluca, a veces eran Riri y Lula y a veces eran Emily y Hiro.

—¿Crees que el chico adorable y el tigre nos hayan visto? —preguntó Hiro con una risa, al ver que su amiga no le contestó levantó la voz— ¡Honey-B, te estoy hablando!

—perdón ¿Qué dijiste? No quise ignorarte —Kaiho zarandeó su cabeza confundida.

—Dije que si crees que Jungkook y Taehyung nos hayan visto.

—Probablemente sí, a Jeon-chan parece que le gusta mucho nuestra música, pero no sé si a Taehyung también, creo que ya tiene demasiado con su Ayu.

—¿Y por qué no podrían gustarle las dos cosas al mismo tiempo? —a Hiro le picó la curiosidad.

—Si le gustásemos, tendría la misma reacción con nosotras que con Ayumi ¿Acaso lo has visto emocionándose de igual manera con nosotras que con ella?

—Pensé que ya no tenías celos de Ayumi —Emily soltó un chillido de rabia.

—¡Que no tengo celos de Ayumi! —Hiro se carcajeó y gracias a eso dio un paso en falso y el enorme tacón rojo casi se dobló, pero alcanzó a agarrarse de la pared y evitar romperse el pie—, ¡¿Estás bien?!

 —Casi me tuerzo el pie, pero estoy bien —se le borró la sonrisa cuando se percató de la palidez en el rostro de la japonesa-americana—. ¡Vamos, cambia esa cara de miedo! Ni siquiera me dolió.

Pero la más baja rodeó la cintura de Todo con sus fuertes brazos en un acto reflejo. Se había preocupado de más por el pequeño tropezón de la más joven. Hiro hizo amagues de que la soltara, pero Emily sabía que aunque ella se lo tomara con humor, era muy probable que le haya dolido, pero nunca lo iba a admitir.

—¡Que no duele! Solo fue un percance —Hiro consiguió zafarse de los brazos de su compañera y al pisar con ese pie, sin embargo, dolió un poco, pero se limitó a presionar sus dientes sin que la mayor se diera cuenta.

—Un día terminarás sin pie, Hiro —dijo la americana-japonesa con un aire irónico—. Cuando creo que no puedes ser más patosa, me sorprendes con algo nuevo, aunque yo no soy nadie para juzgar.

—Al menos se te da bien el arte de los tacones —a Kaiho se le escapó una risa ahogada, y fue entonces cuando oyó otros pasos además de los de ella y su compañera, lo que la hizo poner alerta.

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