𝐓𝟑 𝐄𝐏𝟏𝟖

23 3 0
                                    

Trigger warning: angst, smut, temas psiquiátricos, violencia, daño psicológico, Trastorno de identidad disociativo, ansiedad, anorexia y bulimia, Hurt/Comfort, romance

 Trigger warning: angst, smut, temas psiquiátricos, violencia, daño psicológico, Trastorno de identidad disociativo, ansiedad, anorexia y bulimia, Hurt/Comfort, romance

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La vida de convicto no era nada sencilla. En la prisión no se vivía, se sobrevivía, podría haber tenido una excelente vida trabajando de lo que le gustaba como era la medicina, pero tuvo que ser pareja de una celebridad y esa fue su perdición. Desde noviembre que lo habían extraditado a la cárcel de San Quintin, en el condado de Marin, California. Su aspecto había empeorado considerablemente; estaba más delgado, pasaba días sin afeitarse o tomar un baño y casi no dormía. Ningún amigo de la universidad había ido a visitarlo en los cuatro meses que había estado recluido, ni siquiera su propia madre quiso verlo, solo habían tenido una breve llamada donde, palabras más, palabras menos, le decía que estaba muy decepcionada de él. La hermosa chica con la que había tenido algunos encuentros casuales, Vanessa, tampoco mostró señales de vida, tenía permitido usar dispositivos móviles bajo celocísimo control, cuando trató de buscar a Vanessa, se percató que la caucásica le había bloqueado.

La única persona que parecía no haberle dado la espalda era su hermana Novalee, la cual iba religiosamente cuando era la hora de las visitas. Como siempre, la joven de cabellera pelirroja le estaba esperando sentada en una de las mesas que servían para que el reo y la visita pudieran tener unos momentos juntos.

Ambos se saludaron con un beso en la mejilla y Novalee observó con preocupación a su hermano, se lo veía bastante mal y desprendía un olor asqueroso.

—Hola, Tyson ¿Estás bien? ¿Por qué no te has bañado ni afeitado? —le habló aguantando el desagradable olor de su hermano.

—No he sentido ganas de hacerlo, Novalee. Me duele mucho que todos me hayan dejado solo, todos salvo tú, gracias, hermanita —le respondió en un vahído dándole la mano a la joven de ojos color delphinium.

—No tengo la menor duda, esa golfa te ha arruinado la vida —gruñó pensando en la exnovia de Tyson—, lo peor es que mamá se ha puesto de su lado y no piensa volver a verte, pero no te preocupes, siempre voy a estar para ti, porque te quiero mucho, has sido mi mejor amigo durante mi infancia y me defendías cuando papá me golpeaba, aunque se enseñara contigo. A ti no te importaba, siempre me protegiste.

—Te protegeré siempre, Nova, porque yo también te quiero mucho, pero no quiero que te arriesgues viniendo aquí. Este lugar es peligroso y no quisiera que te pasase nada malo, prométeme que te cuidarás, eres lo único que me queda, estoy solo en el mundo, Novalee.

—cálmate, Tyson, no me va a pasar nada. Prométeme que tú también te cuidarás, y no dejarás que alguien te lastime, yo me encargaré de que las personas responsables de que estés preso paguen, déjamelo a mí.

Tyson hundió sus ojos en la mesa de mala calidad, y lágrimas comenzaron a saltar, estrellándose contra la mesa de madera. Novalee lo miró boquiabierta, él nunca lloraba por nada ¿Qué era lo que había pasado? ¿Qué le había pasado para que llorase de esa manera?

El último en mi Loco MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora