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 Tyson, antes de viajar a Japón, usó todos sus ahorros en ir a una sucursal de Tiffany & Co y comprar un anillo de compromiso brillante redondo con una banda de platino con pavé de diamantes

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Tyson, antes de viajar a Japón, usó todos sus ahorros en ir a una sucursal de Tiffany & Co y comprar un anillo de compromiso brillante redondo con una banda de platino con pavé de diamantes. El diamante central redondo y brillante estaba engastado entre cuatro puntas delgadas, lo que le daba al anillo atemporal un espíritu femenino con líneas limpias y contemporáneas.

Una fina banda de diamantes en micropavé, una sensibilidad claramente romántica con un toque moderno.

Había gastado todo su presupuesto en ese anillo, pero luego de que ella le dijera que sí, él usaría el dinero de ella para gastarlo en la boda, para más tarde llevarla a vivir con él a Estados Unidos ¿Su carrera como cantante? Le daba igual, solo quería que estuviera siempre con él, no importaba que ella se quedara sin trabajo.

Aunque según él, una vez que se casaran, ella no tendría que trabajar más. Para él, las mujeres no deberían trabajar después de casarse.

Por la mañana, le trajeron el desayuno a la habitación, y él le prohibió comer y tomar el café a Ayumi, hasta que ella cumpliera con sus deberes maritales. No quería estar dentro de ella, pues ella tenía el periodo y eso le daba asco, pero aún podía hacer otras cosas.

Ayumi estaba hambrienta, y aunque al principio se negó, terminó de rodillas cumpliendo su «deber como novia», empezando a tocarlo con desgano, y cuando lo tenía en la boca, él la tomó fuertemente de la nuca y la obligó a engullir su miembro, mientras sus ojos se llenaban de lagrimas, cosa que le excitó más de ser posible.

Verla sufrir le generaba mucho placer.

Cuando él acabó, la obligó a tragárselo, ella no quería hacerlo, y cuando se puso de pie, corrió hasta el cuarto de baño a vomitar todo ese liquido desagradable que estaba en su boca. Toda el hambre que tenía y sus deseos de desayunar se fueron por el escusado, al igual que su vomito.

Ajorada, buscó con fervor la cuchilla, pero cuando se dio la vuelta, Tyson estaba en la puerta con la Gillete en la mano. Ella lo miró con miedo, sentía autentico terror de su reacción. No sabía como la había conseguido.

—You're looking for this? —le preguntó, con una maliciosa sonrisa en sus labios—. Eres una enferma ¿Cómo puedes hacerle eso a tu propio cuerpo? Deberías buscar ayuda.

—Déjame en paz —le espetó desde el retrete, limpiándose los restos de vomito—, cortarme me hace sentir bien, me hace olvidar un poco lo que me haces.

—¿Lo que yo te hago? ¡Esto es inaudito! —apretó la gillete, Ayumi relamió sus labios resecos—. Yo no te obligué a hacerlo, tú misma fuiste la que empezó a tocarme y me la chupó, yo no te forcé a chupármela.

—Me prohíbes comer si no tengo sexo contigo —dijo en un susurro—. Dame la cuchilla.

—Si la quieres, ven por ella —a Tyson se le formó una sombra en el rostro—. Pero en cuatro patas, perra.

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