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Soy el único que conozco enfrentando mis guerras detrás de mi rostro

(Migraine-twenty one pilots)




Aspiró el cálido humo.

Hace meses aumentó descaradamente su consumo por los cigarrillos, llegando incluso a gastar más de la mitad de su dinero por cincuenta y tres paquetes a la semana. Estaba a un paso de cruzar la imperdonable línea a la adicción, pero no le importaba. Ya no.

Prefería la nicotina enfermando sus pulmones que esas burdas pastillas contra la migraña. ¿De qué le servían todos esos medicamentos si ni siquiera salvaron la dañada mente de su hermano? Esas píldoras fueron la causa principal del accidente de . . . . . .

No, no, no. Repitió mentalmente, tratando de calmar sus ruidosos pensamientos con una nueva dosis de humo.

No es real.

No es real.

No es real.

Sin embargo, el grabado en la tumba frente a él le decía todo lo contrario.

Allistor en el fondo sabía que no podía ocultar esa gris realidad, pero aparentemente era más viable contaminar su interior con humo que aceptar la existencia de . . . . . .

Joder. Incluso embriagarse sonaba más tentador que arreglar sus frecuentes dolores de cabeza. Porque ignorar la verdad escrita en aquella lápida sería mucho más fácil con un cigarrillo a la mano o una pequeña botella de whisky que estando sobrio y cuerdo, ¿no?

Qué amarga sabía la azulada perdida.

Una vez que el cigarrillo llegó a su tope, Allistor lo pisó contra la seca hierba y gruñó perezosamente.

Era momento de regresar a la solitaria casa donde vivía con su taciturna madre. Si es que aún la podía llamar madre pues ella se parecía más a un cadáver andante.

¿Te sientes solo?

Escuchó una voz familiar detrás de su espalda. Una voz que creyó no volver a oír después de tantos meses. ¿Cuándo dejaría de atormentarlo esa grave voz? ¿Alguna vez esos susurros se cansarían de hostigarlo durante las noches y las tardes? Porque las palabras no se atrevían a salir cuando debía enfrentar esa dolorosa voz inocente, sino que se clavaban en su garganta como un oscuro nudo que iba esparciéndose desde arriba, abajo y a los costados hasta subir por toda su afectada cabeza.

Yo también me sentía solo, hermano

Y la voz de . . . . . . continuó atormentando su conciencia.


Pip. Pip. Pip.

La alarma lo había salvado de una tormentosa pesadilla, de nuevo.

Si calculaba bien, dos semanas después del funeral la voz de . . . . . . lo comenzó a perseguir insistentemente en todos sus sueños, cosa que ni el cigarrillo logró detener. También había dejado de escribir en sus libretas porque tenía que cuidar a su madre y mejor ni hablar de su ausente padre, ya que la última vez que lo vio fue en el entierro, aunque este solía llamar más frecuentemente a su madre. Sí, todo parecía ser una mierda.

Corrección era una completa mierda, pero quedarse sentado y quejarse de lo difícil e injusta que era su vida no era una opción razonable o al menos nunca lo fue para Allistor.

Hoy era un nuevo día que enfrentar y quizás una nueva oportunidad de salvar a su madre, aunque sea un poco, de la tristeza.

...

Bupropión (CANCELADO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora