XXI. El árbol de hojas azules (Parte 2)

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La semejanza de la niña con la antigua bruja Woodward era descomunal. Si no supiera que Woodward es una bruja ancestral, fácilmente la confundiría con su hija o una versión rejuvenecida de ella.
Su expresión era la de una alegría inocente de niña, como su apariencia marcaba.
—Un gusto conocerte, Lily Woodward—Diana hizo una reverencia en forma de cordial saludo, tomando los bordes de su falda con sus dedos pulgares e indices, sosteniendo la tela para poder inclinarse como la dama que es.
Lily, encantada por el ademán, imitó la acción con su pequeña falda de hojas—El gusto es mío, Señorita Cavendish—luego se rió ligeramente por la formalidad que estaba empleando.
—Entonces tú eres mi famosa prima—la miró sonriente—Bob me ha hablado mucho de ti—'en realidad no'.
La pequeña dirigió una poco notable mirada sombría hacia el unicornio—Espero que hayan sido cosas buenas, ¿eh, Bob?
Claro, el mamífero no entendió la indirecta—Tranquila~a, Lily, ya merito soltaba la sopa, pero me aguante todo el viaje y no le conté cómo te sacas tus moquitos, cómo eres medio berrinchuda, que aún duermes con tu osito y luz prendida--—Antes de seguir delatándola, Lily lo manda volando con un hechizo. El unicornio sólo pudo pronunciar mientras se marchaba '¡Fue sin querer queriendo~!'
Diana vio preocupada cómo su compañero de viaje chocaba con las nubes.
—No te preocupes por él, señorita Cavendish. Los cabeza huecas como él son muy resistentes.
—Bueno, en eso te tengo que dar la razón—dijo recordando a cierta chica de torpes acciones.
Lily invitó a darle un recorrido. Le comenzó a enseñar un poco del poblado principal. No era muy grande. Sólo habían un par de casas de madera en la parte delantera. La mayoría de estas residencias parecían abandonadas. Sólo merodeaban por ahí algunos golems trabajadores y un par de venados que comían del pasto azulado. Esto le pareció extraño a Diana. ¿Por qué tantos hogares si no hay gente que los viviera?
Lily, sabiendo que Diana estaba deseosa de hablar, le indicó que la siguiera a un lugar especial; ahí platicarían con tranquilidad.

Saliendo de la zona residencial, Diana ya estaba frente a frente con el árbol de hojas azules que le deslumbró cuando llegó.
Había una entrada al tronco que estaba hecha con un bordado de raíces que recreaban un arco. Al cruzar, unas largas escaleras se extendían apuntando hasta la punta del árbol. Cuando la británica estaba pisando el primer escalón, Lily le pregunta—¿Qué hace, Señorita Cavendish?—inentendida, Diana cuestiona—¿No vamos a subir?
—Sí, pero somos brujas. Es más fácil usar escobas que esas aburridas escaleras.
Tan rápido como acabó de hablar, tomó una escoba de raíces y hojas para ascender. La Cavendish la siguió con su propia escoba hasta la punta del árbol.
Las ramas eran gigantescas. Resguardaban enormes nidos de coloridos pájaros que, en ese momento, estaban durmiendo. Incluso, en algunas partes del tronco yacían fosforescentes hongos de distintas formas y tamaños; 'A Sucy le fascinaría esto' pensó Diana.
Ya casi terminándose la altura del gran monumento natural, Lily se detuvo en la rama más alta, que lucía cual cuarto punta de un rascacielos.
Ambas brujas descendieron ahí. En esa enorme zona, estaba una construcción de mármol traslúcido. Era cual balcón lujoso del medievo, con una bella vista a todo los horizontes cercanos.
Llegaron ahí y tomaron asiento en unas sillas de madera frente una mesa del mismo material.
—¿Té?—preguntó la cordial infante.
—Por favor.
La verde invocó a un bebé golem para que les atendiera.
Una vez servidas y acomodadas, Lily estaba lista para hablar. Pero Diana se le adelantó con dudas—Cuéntame, Lily, ¿qué es exactamente aquí? ¿y por qué está tan... desolado?
La pequeña tomó un sorbo de su té—Verás, Diana, para resolver tu primera pregunta, te contaré algo—estaba emocionada por hablar; Lily disfrutaba de contar historias—este relato inicia hace mucho, mucho, mu~cho tiempo atrás... en la época donde existían nueve clanes de grandes brujas, el tiempo que es recordado hoy en día como 'La era dorada de las primeras 9'. Eso tiene aproximadamente... A ver, déjame hacer mis cálculos... Tiene unos once milenios.
Diana casi se atraganta con el té que bebía por la sorpresa del número indicado.
—Se~p, impresionante, lo sé. Como decía, La era Dorada de las Primeras 9 fue un periodo en el Mundo Mágico donde los nueve grandes clanes de brujas se unieron como uno solo. Siendo las lideresas de cada clan representantes de sus brujas en dicha union. Una de esas representantes era tu ancestra, Beatrix Cavendish.
Diana alzó la ceja—Perdón por interrumpir, pero ahí hay una incongruencia. Mi Beatrix Cavendih es una bruja de la Tierra que vivió en el siglo VI de la tierra y...
—Ño, ño me estoy confundiendo. Tu Beatrix no es una versión de la tierra como crees. Sólo había una Beatrix Cavendish, y era originaria de aquí, de este mundo, siendo especificas.
Diana no terminaba de tragarse ese cuento, pero por respeto, siguió escuchando con atención, a ver si Lily lograba convencerla de lo que afirmó.
—La razón por la que estos clanes de brujas se unieron fue para derrocar al último soberano del Trono Mágico, Malal Godhammer, sucesor del creador del Trono, Zarteras Godhammer. Pero lo que te contaré es por qué existe este árbol azulado...

Little Witch Academia "Cruzada por el Trono Mágico"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora