Llamas, rocas, lava, ácido, veneno, lanzas, explosiones, tormentas, cuchillas, cadenas; el hombre lo soportó todo. Por más ataques, hechizos, estrategias que hicieran, parecía que Rog nunca se rendiría. El hombre sólo tenía la piel más oscura por las quemaduras y un par de rasguños. No mostraba indicios de cansancio. Por otro lado, la fuerza y técnicas mágicas del calvo, lograron dañar gravemente a las maestras. La pelirroja tenía sangre chorreando por su boca, mientras que la pelimorada tenía una muñeca rota.
—Es como un pedazo de acero...
Dijo Chariot.
—El acero se puede quebrar y doblar... él no.
Respondió exhausta Croix.Sorprendiéndolas, Rog se teleportó tras ambas mujeres. Con extraños símbolos en sus dedos, lanzó una maldición al suelo. Las maestras se quitaron velozmente de donde pisaban puesto que la tierra desapareció. Un agujero sin fondo con unos seis metros de diámetro casi las traga.
Continuando su ataque, ahora invoca una criatura mórbida y demoníaca de las profundidades de su anterior hechizo.
La gran bestia similar a un gusano de arena lanza una mordida en dirección de las enemigas de su creador.
Croix empuja a Chariot para que no fuera tragada. Como consecuencia, la pelimorada es devorada.
—¡Crooooooix!
Chariot no tuvo que preocuparse por mucho.
El gusano reventó en cientos de pedazos. El campo de batalla quedó viscoso a causa de las tripas. Croix se alzaba en el punto exacto donde la explosión se dio. Lo había reventado desde dentro.
La de ojos rojos sólo pudo sonreír aliviada.Clap, clap, clap, clap... El calvo aplaudía sin prisa.
—Déjenme decirles que son unas extraordinarias guerreras, señoritas brujas. He enfrentado a grandes peleadores de todo el mundo, pero ninguno se llega comparar a lo que ustedes han hecho. Mis felicitaciones.
—No necesitamos tus halagos, gracias.
Gruñó la mecánica.
—Ya veo... Entiendo. Más acción, menos charla.
Pegó un brinco a los cielos. Desapareció entre las nubes.
—¿Adónde se fue ese desgraciado?
La de ojos verdes buscó con la mirada.
Mientras, Chariot se acercaba a ella para protegerla, cosa de la que que se percató Croix.
—Sólo me torcí la muñeca y me tragó un gusano. No tienes que cuidarme como a una recién nacida.
—Lo siento, Croix. Pero sin esa muñeca, es más difícil que uses magia.
—Tranquila, aún tengo la otra mano.
—Eres diestra, no zurda. Sabes que tu velocidad de reacción bajó...
—Tal vez, pero aún puedo luchar. Relájate, Chari.
Una leve sonrisa se generó en ambas. Sin embargo, poco duró.Una aparentemente infinita lluvia de flechas cristalinas rodeadas en llamas negras caían a grandes velocidades. Si de por sí los cielos no eran muy claros, ahora, gracias a eso, eran negros cual noche escasa de estrellas.
—¡Ponte a cubierto, Croix!
La pelimorada llamó a unas de sus pocas maquinas de reservas que le quedaban. Las cubrían de la lluvia negra. Sin embargo, los robots no resistirían mucho.Rog andaba en los cielos, montando su pterodáctilo. Con palabras de antiguos lenguajes y señas indescriptibles, embrujaba las nubes y las convertía en aquella insaciable lluvia negra de flechas. Llamaba a ese hechizo "Lagrima nocturna".
—No aguantaremos mucho.
Habló Croix.
—Ya sé. Estoy pensando.
—Pues será mejor que pensemos rápido.
—Si supiera dónde está exactamente, no sería problema.
—Mis maquinas tienen visión infrarroja. Creo que pueden detectarlo entre toda esa oscuridad.
—¿Qué sucede con las llamas de las flechas?
—Ignoran magia—guiña sonriente—Siempre lo tengo todo pensado, querida Chariot.
Usa la visión de las pocas decenas de latas que aún las protegían. El cielo estaba lleno de las criaturas voladoras, pero sobresalía el corpulento cuerpo de Rog de entre los demás—Ya lo vi.
Croix le enseñó desde su pantalla de celular a Chariot la posición del hombre.
—Perfecto.
—¿Qué planeas hacer?
—Confía en mí. ¿Me prestas una de tus tostadoras voladoras?
—Claro--¡Hey!
La pelirroja la tomó y se marchó encima de ella antes de oír las quejas de Croix.
Ascendió a la par que bloqueaba a duras penas las flechas con un campo mágico salido de su varita.
Con astucia y algo de suerte, la de ojos rojos consiguió ascender a donde el hombre, y mejor aún, éste no se dio cuenta por la concentración que tenía en su hechizo.
La francesa aprovechó y acumuló una cantidad de magia aterradora en su varita: combinó elementos, hechizos, maldiciones, embrujos, invocaciones. Aquel ataque deslumbraba y desestabilizaba por la gran combinación de poderes que acumulaba.
El brillo de la gran esfera fue tanto que el calvo lo vio; pero ya era tarde.
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Little Witch Academia "Cruzada por el Trono Mágico"
FanfictionDos años han pasado desde que Atsuko Kagari detuvo al misil junto a sus amigas y devolvió la magia al mundo; dos años en los que las nueve brujitas se han vuelto más unidas que nunca... Las vacaciones de verano han acabado, y el momento de volver a...