Dos años han pasado desde que Atsuko Kagari detuvo al misil junto a sus amigas y devolvió la magia al mundo; dos años en los que las nueve brujitas se han vuelto más unidas que nunca...
Las vacaciones de verano han acabado, y el momento de volver a...
A pocos centímetros de ser envestida, la ágil O'Neill esquiva al toro—¡Olé!—gritó mientras montaba su escoba. —¡Maldito niño!—Taurox confundía a Amanda con un chico, ya que ésta aún tenía su smokin puesto. Para alcanzar a la pelinaranja, lanza su hacha encadenada a su brazo—¡Escapa de esto! Amanda desenfundó su varita y la transformó en una espada con la que rechazó el ataque.
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Intercambiaron golpes. Hacha contra espada. Bruja contra bestia. La agilidad de Amanda le facilitaba la lucha contra el torpe y lento minotauro. Sin embargo, los tajos del monstruo eran tan fuertes que rompían el viento y hacían temblar los suelos.
—¡Infeliz protector de brujas! Tu espada no podrá contra mi hacha. —Estúpido mamífero—Amanda cambia su apariencia con magia—No soy un chico. Soy una bruja. Y esta bruja pateará tu peludo trasero.
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—¡¿Qué?! ¡Cómo es posible que una mujer me esté dando lucha! ¡Inaceptable! Si de por sí ya estaba molesto, Taurox ahora emanaba un aura asesina y llena de ira. Que una mujer peleará a la par con él era inaceptable entre los clanes de minotauros.
Amanda, cambiando su espada a su forma original, dispara proyectiles desde el cielo. Crea una cortina de humo que deja ciego al tauro. —Te tengo. Cargó con su regresada espada. Desafortunadamente, la desarrollada nariz del mamífero lo advierte del peligro inminente. Esquiva la envestida de la O'Neill y en una rápida tajada logra romper la escoba. Amanda cayó desconcertada. —El cielo ya no te protegerá, niña con tendencias de niño. Levantándose, pero con una sonrisa en el rostro, le clama—Querrás decir que ya no te protegerá a ti. Amanda toma su postura de esgrima, fundando su firme sable. —Veamos si como gruñes, muerdes, bruja...
