XXXI. Reunión en la Tormenta

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Rivertale, conocido pueblo entre las brujas por tener grandes edificaciones rodeando al enorme río que cruza la montaña más alta del norte. Hace una década era un lugar rebosante de brujas y viajeros interesados en conocer los secretos de sanación que este mágico lugar podía ofrecerles. Ahora no es más que ruinas al borde del colapso.

Croix trataba de consolar a la jóven Chariot. La chica tenía muchas amistades en ese pueblo, no podía imaginar que ya no estaban.
Por otra parte, las brujas que no eran de ese mundo también observaron apenadas el panorama. Pensar que alguien pudiera hacer esto a sangre fría, era perturbador, pero después de todo lo que han visto, ya no les sorprendían estos actos salvajes.
—Ya revise en todas partes, no queda nadie.
—No me sorprende, cualquier sobreviviente hubiera huido. Yo no me quedaría a esperar que esos malditos volvieran—respondió Sucy a Lotte.
Chariot tenía a Akko acostada en una manta. Sin la atención médica, no sabía qué tanto más resistiría la castaña. 
Las brujas decidieron acampar ahí esa noche, en uno de los edificios que aún se sostenía. Sucy fue a explorar un poco junto a Lotte para ver si encontraban algunos hongos o algo para comer. Las mayores del grupo discutían cuál sería su siguiente movimiento.
Croix puso unas hierbas en las heridas cocidas de Akko mientras Chariot mágica pasaba un trapo por su frente.
—¿No hay otro pueblo médico cerca?
—De brujas, no. Y si vamos a algún otro pueblo, llamarán a los caballeros y nos perseguíran. No tenemos muchas opciones.

Chariot maldijo, esto llamó la atención del resto. La impotencia que sentía era normal. Se sentía culpable. Si tan sólo hubiera llegado antes a donde Akko, esto no estaría pasando... No, no sólo eso, puede que hubieran derrotado al vampiro, o moriría en el intento.

La Mandavaran no encontraba nada, ni si quiera algo que sirviera de medicamento o buen desinfectante. Lotte estaba parada con los ojos perdidos. Mirarla así le dolía.
—Hey, no te preocupes, encontraremos la forma de salvar a Akko. Solo es cuestión de tiempo para que la maestra Chariot encuentre alguna forma-
—Eso es lo que más me molesta... Siempre soy salvada por alguien, la maestra Chariot, Akko, Diana, o por ti... Nunca puedo hacer algo por ustedes... Siento que soy el peso muerto. No importa cuánto entrene, estudie, trabaje, al final, nunca puedo ayudarlas en nada.
—Hey, no digas eso.
—¡Es la verdad! ¡No puedo ayudar ni a una amiga al borde de la muerte!
Lotte salió corriendo. Sucy la iba a seguir pero no tenía nada que decir, no tenía forma de consolarla—No eres la única que se siente así...—Sucy pateó una piedra cercana—¡Carajo!
Dicha piedra cayó a varios lejanos metros, al otro lado del río que atraviesa el pueblo.

Lotte se detuvo en una piedra no muy lejana. Las lágrimas no frenaban.
—No soy tan fuerte como ellas, no les puedo ayudar... si tan sólo todas estuviéramos reunidas, tal vez podríamos recuperarnos... porque yo sola no puedo.
Mientras estaba lamentándose, un pequeño espíritu como con los que ella solía compartir en la tierra apareció. Lotte, exaltada  lo miró. Se acordó de aquella vez que ayudaron a salvar a la maestra Croix en Estrados. ¿Acaso podían repetir su hazaña?
Si pudiera pedirles que salvaran a Akko, ¿lo harían? Nada perdía con preguntar.
Pero cuando iba a hablarle éste se fue corriendo. La rubia le pidió que se quedara pero el chiquitín no escuchó. Lo persiguió varios minutos. A pesar de su reducido tamaño y cortas piernas, él era muy ágil. A la de anteojos le pareció extraño, jamás vio a un espíritu que pareciera desesperado en algo, usualmente son seres calmados que no pierden la compostura.
—¡Espera! ¿Por qué corres?
—"apúrate"—le respondió.
Se metió entre los arbustos. Lotte, decidida por pedirle ayuda, se adentró en el matorral—Por favor, necesito tu ayuda, amigo-
Lotte perdió el aliento cuando comprendió lo que sus ojos le mostraban.

El llamado sonó tan fuerte que la amante de los hongos llegó en cuestión de segundos al lugar del que vino el grito de Lotte. Llegó exhausta y a punto de regañar a la rubia al haberla preocupado estando ella en perfecto estado. Sin embargo, se guardó sus palabras al ver en el suelo una escoba rota y dos cuerpos en el suelo, reconociendo en un instante el de la Cavendish.
—Su-su brazo... está...
—Carga a la niña—ordenó Lotte—hay que llevarlas.

Little Witch Academia "Cruzada por el Trono Mágico"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora