Capítulo 4

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Parezco una bolita atascada, a pesar de que ayer ha sido un gran día mi cerebro hoy reacciona todo lo contrario.

Literalmente estoy acostada en mi cama, por toda la habitación se encuentran pedazos de papel, la mayoría rotos. Hasta ahí llegaron mis ideas.

¡No tengo nada de inspiración!

Tome los auriculares que se encontraban junto a mi cama, coloqué música en aleatorio, mi lista de reproducción es algo dispersa, solo espero que no me venga con una canción super triste, ya sería suficiente en mi vida.

Maramá sonó con Lo Intentamos. ¡Esa banda ya ni existe! Hace mucho se separaron. Pero debo admitir que la canción me gusta.

Tomé de nuevo mi cuaderno, lleno de ideas, lleno de escrituras y palabras que se quedaron atascadas en mí. Lleno de cosas que quise decir y nunca dije.

Parece que mi mente se ha empeñado en quedarse bloqueada.

Un toque en la puerta me distrajo de mi bloqueo emocional. — ¡Soy yo! —Oí la voz de Tania.

— Adelante. —Suspire.

— Uy. ¿Por qué traes esa cara? ¿Estás con el periodo o qué?

Reí. Ésta chica de alguna manera me saca una sonrisa. — No... Es que no encuentro inspiración. Siento que estoy atascada en lo mismo. No sé que hacer, Tania. ¿Podría usar tu historia romántica con James, tal vez?

Tania me miró tiernamente, al segundo se sentaba junto a mí en la cama. — Aunque me parezca muy encantador que escribas una historia sobre mí, creo que lo más correcto sería que escribieras sobre algo que verdaderamente te hiciera sentir feliz a ti misma.

— Pero...

— Tienes que levantar la mirada de tus libros. Hay un mundo gigante afuera esperando a que lo conozcas, de esa manera también podrás escribir sobre lo maravilloso que es.

— Pero...

— El problema... —Gruñi. No me deja hablar— Es que estas pensando demasiado las cosas. Entonces tu mente siente presión de las cosas, de esa manera queda bloqueada. Tienes que dejar que todo llegue, abrir los ojos a tu alrededor, concentrarte en otra cosa. En algún momento encontrarás la inspiración en algo... O en alguien.

La miré con mi sonrisa de lado. Quizás Tania tenía razón y yo estaba pensando demasiado las cosas. Hace tiempo he querido escribir tantas cosas que ahora simplemente me he quedado atascada con mis propias palabras.

— Gracias Tania... Por todo. —La abracé y ella sin dudar correspondió mi abrazo.

— Bueno. No más drama ni romanticismo por hoy. Vamos a desayunar. —Se levantó a prisa para dirigirse a la puerta— Por cierto, lindo collar.

¿Uh?

Baje la mirada rápidamente hacia el collar que colgaba en mi cuello.

Había olvidado que lo traía puesto. Es el regalo de Gael. Un bonito corazón pequeño de plata con pequeños brillos que lo hacían parecer un objeto muy valioso. A simple vista, llamaba mucho la atención.

El resto de la mañana surgió sin ningún problema. Me prepare para ir a la cafetería de Peter.

No estoy muy segura de si ir sea lo más correcto, después de lo sucedido con Alex creo que lo menos que él quiere es mirarme o si quiera tenerme cerca. Pero no puedo dejar de ir a la cafetería por el simple hecho de que él esté allí. Ése también es mi lugar.

Hacía sol, y gracias a Dios. La brisa pegaba fuertemente, nuevamente. Aunque podría creer que hoy a pesar del sol hacia más frío que ayer.

Mis auriculares emitían mi música a todo volumen, sin mencionar que mis pasos eran dados como en baile. Mi cabeza se movía al ritmo de la canción, y mis labios parecían que estuvieran dando un monólogo.

·Amor con sabor a café·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora