Capítulo 5

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Otro día más.

Había amanecido muy confusa. Jamás mi día a día había estado tan lleno de emociones.

— Tania. —Levanto su vista del teléfono— ¿Crees que las personas pueden mentir perfectamente?

Me miró confusa. — ¿Qué quieres decir?

Había estado echando cabeza durante toda la noche. Había algo que no me cerraba del todo. Pero no quería sospechar.

— Nada. —Suspire— Voy a trabajar.

— ¿Okey? —Me miró extrañada.

No me quería hacer muchas ideas sobre nada, pero tanto leer libros me ha enseñado a sospechar de todo. Aunque muchas veces no es necesario.

Mi teléfono sonó indicando la llegada de un mensaje.

Sally ll.

"¡Hola! Gracias por lo de ayer, espero que seamos buenas amigas".

Sally me había dado su número de celular ayer, aunque muy extraño. Ella me lo dio sin pedirlo, pero a la vez su tristeza me hizo tomarlo sin dudar.

Pobre chica. Sin más le respondí con dos emojis.

Salí a la calle siendo abrazada por el frío. Por alguna extraña razón habían muchas personas en la calle, debe ser porque es diciembre. Sí, debe ser por eso.

A paso lento caminaba hacia la parada del bus. Hoy me tocaba cuidar a los chicos. Y la verdad me hace falta estar con ellos, de alguna manera ellos alegran mi día. Y a ellos no se los había contado, pero una que otra vez tomaba sus peleas como inspiración.

Era divertido y tierno a la vez cuando discutían y a los segundos se encontraban pidiendo perdón.

Una bocina me sacó de mis pensamientos, de mi música, y de mi movimiento de pies. Pero eso no me quitó el que siguiera moviendome, o el que siguiera cantando en voz baja.

Unos instantes después sentí como alguien me jalaba mis auriculares, al mismo momento la mano me levantaba.

— Es muy descortés de tu parte ignorarme, Señorita Venecia. —Levanto mi mirada hacia aquella voz gruesa que había provocado el latir de mi corazón en un par de segundos.

— G-Gael.

— ¿Uh? ¿Sí? —No me imagino qué cara habré puesto ya que su rostro se torno confundido— Sabes... —Sonrió luego de unos segundos— Estaba dispuesto a secuestrarte por ignorarme. He estado tocando la bocina para llamar tu atención desde hace minutos, incluso llamé a tu nombre dos veces. Pero luego de verte bailar de esa manera, y mover los labios de esa manera...

— ¿S-secuestrarme? Supongo que no lo harás... Te he espantado claramente.

Río a carcajadas. Estaba segura que dije todo en total seriedad. — ¿Qué? ¡No! Al contrario, me aumentaron las ganas de robarte toda para mí.

Mis ojos se abrieron con total sorpresa. ¿Era verdad lo que Gael decía? ¿Sería capaz de eso?

— Además. —Prosiguió con una sonrisa arrogante en su rostro— El mirar que traes el collar que te regalé, me hace saber que tengo alguna oportunidad.

— ¿Uh? —Rayos. ¿De verdad no me lo he quitado? Estoy muy segura de que me lo quité cuando me metí a bañar.

— ¿Sigues dormida, Venecia?

Sonreí. Realmente me había dado gracia su comentario. — Eso creo. —Dije luego de unos segundos.

— Entonces andando. Te haré despertar, así como tú me has despertado a mí.

·Amor con sabor a café·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora