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La verdad estaba muy confusa, no sabía cual de todos los pensamientos que se cruzaban por mi cabeza era la opción correcta.
Ahora mismo todos mis pensamientos me hacían sentir más confusa de lo normal.
Miré a todos a mi alrededor. Tenía una idea clara de lo que quería, más no de lo que sucedía.
Gael tenía las manos hechas puños, mientras tanto Nathaniel estaba que echaba humo. ¿Qué habrá sucedido con ésta chica que los habrá puesto así?
— Dime, Sally, Amanda... Cómo sea que te llames. —Bufé— Dime, ¿Quién mierda eres?
Ella me ignoró completamente y corrió hacia los brazos de Gael. — Pastelito, pastelito, perdón. —Lo tomó por los brazos jalando hacia ella pero él se alejó rápidamente.
¿Pastelito?
— ¿Le mentiste a Venecia? —La miró con completo enojo— ¿Qué mierda de tus mentiras le has dicho?
¿M-mentiras?
Auxilio, no comprendo nada.
— Y-yo no... —Su mirada cambió a una completamente fría. Esta chica sin duda estaba mostrando su verdadera personalidad.
— No te molestes. —La detuvo Gael con cara de asco— No te voy a creer nada. No tengo porque creerte a ti, sólo me basta con la verdad de Venecia.
Amanda me miró con enojo. — ¿Ella? ¿Y por qué a ella? ¡Es una recién llegada!
Gael bufó. — Te aseguro que Venecia ha sido más sincera en un mes que tú en seis. —Bufó. Tomó mi mano junto la mano de Nathaniel y nos acercó al auto. Abrió la puerta para mí y la cerró rápidamente. Nathaniel entró seguido de Gael.
Mi mente recordaba todas las cosas que me había dicho Sally... Amanda.
¿El ex del que hablaba todo el tiempo fue Gael?
O sea que todas aquellas cosas que dijo sobre que la traicionó, que no era lo que ella pensaba... ¿Era sobre Gael?
No es que quisiera creerle a ella, pero era inevitable no pensar sobre todas aquellas cosas que dijo. Dudaba mucho que Gael fuera una de esas personas.
Pero claramente tomaría mi tiempo antes de permitirle que me besara de nuevo.
La Navidad se acerca, y quiero disfrutarla a lo que pueda, inconscientemente de que falten personas en mi mesa. Quiero hacer lo mejor para recibir el año con una sonrisa... Aunque después rompa en llanto.
No podía ser justo que todo lo que yo quisiera me sea arrebatado de mis manos.
Puedo sentirme completamente impotente, pero no pienso dejar que una chica que a penas conozco, de la cual he dudado desde el momento en que la conocí me haga esto, no puedo dejar que me enrede.
No.
Tomé una respiración profunda, sin darme cuenta de que mis ojos se sentían completamente pesados. Los cerré y empecé a contar hasta cien.
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Alguien golpeaba mi hombro con fuerza, rayos me estaba molestando el sueño. ¿Ya no se puede dormir en paz?
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·Amor con sabor a café·
Teen FictionPrimero la muerte de su madre real, y ahora la muerte de lo que para ella era su segunda madre. Para Venecia Argent parecía que las cosas empeoraban fácilmente. Había encontrado una nueva familia y estaba muy lejos de alejarse de ellos, lo que en ci...