Capítulo 22

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Mis ojos pesan, me siento cansada, realmente tengo mucho sueño. No he podido dormir, y para ser sincera no sé cuánto tiempo hace que sigo aquí.

¿Dónde estoy? ¿Por qué no me dejan ir?

Miro a mi alrededor, podía sentir un poco de la luz del exterior chocando con mi mejilla, hace días que mi cuerpo no recibía el sol. A juzgar por la resequedad de mis labios, podría decir que han sido días.

Amanda viene poco. No sé qué tanto planea, no debió escogerme como rehén. A lo mejor pensó que Gael me querría lo suficientemente como para venir en mi rescate, pero ya debió haber descubierto su propio error.

Gael... No he dejado de pensar en él. No lo voy a culpar, no por ésto. Extraño a Tania, incluso escuchar sus gritos en la ducha como intento de canto.

Cada recuerdo era como una daga atravesando mi corazón.

Había intentado el dormir y dormir, sólo así podría sentir el tiempo corto. Aunque muchas veces he sido interrumpida por los secuaces de Amanda, vienen, me lanzan un balde de agua fría y se marchan cerrando con fuerza la puerta detrás de ellos.

Incluso, a veces me pregunto si alguno estará buscandome con desesperación.

Ridículamente he soñado con mi rescate, aquí adentro sin nada para atesorar, los minutos parecen una eternidad.

Siempre me he preguntado si las cosas que soñamos intentan decirnos algo.

Así que cierro los ojos, respiro y pienso en lo que pudiera ser.

La puerta se abre con fuerza haciendo que ésta misma golpee contra la pared. Amanda, con una cara más obstinada de lo normal estaba frente a mí. Su mirada tenía algo más, que hasta hace días no he podido descifrar.

— ¡Eres una...! —Gritó enojada para luego dejar todo en un fuerte resoplo— Has notado claramente que no te quieren, ¿Verdad? —Bufó— De haber sabido que Gael realmente no te quería, no me hubiera tomado todo éste estúpido trabajo.

Cansada de estas discusiones opté por mirar a otro lado, ignorando por completo su presencia. No es como si tuviera más opción.

— ¿En serio no vas a decir nada? —Gruño— Esto te pasa por meterte en relaciones ajenas.

La miré, mi garganta dolía, pero mi voz salió sin ronquido alguno. — ¿De verdad, Amanda? ¿Haces ésto por un chico? Dime, ¿Realmente vale la pena?

Estaba sorprendida por la seguridad de mi voz, aunque no había hablado en quien sabe cuanto tiempo, había estado segura en mis palabras.

Amanda se acercó más a mí con su mejor mirada de enojada. — ¿Te parece que todo ésto es un maldito juego? No seas estúpida. Te lo he dicho, AMO A GAEL. Y tú... —Me señaló— Maldita perra, has dañado TODA MI VIDA. Por tú culpa, Venecia, Gael me dejó, rompió mi corazón y lo dejó hecho trizas.

Arrugue la frente. No estaba segura de lo que ella decía. Estaba cien por ciento segura de que sólo conozco a Gael hace unos meses. ¿Tan grande es su obsesión?

— No vas a sanar volviendo a lo que te rompió. Sólo te harás más daño.

— ¡Tú no sabes nada de mí y de mi amor!

— ¿¡Qué pasa contigo!? ¿Acaso no te quieres tú misma?

Bufó. Su rostro por una milésima de segundos me pareció lo más real que pude haber visto en estos días encerrada. Pude notar el verdadero dolor de su alma. Y me sentí mal por ello, aunque realmente todo ésto sea por un chico.

— Tú no tienes idea de nada. —Gruño— Ni siquiera sabes quién soy, de donde vengo, o mi familia...

Me sienta muy confundida, agregando el dolor de la posición de mis brazos atados, al igual que el dolor en mis pies.

Mi corazón revoloteando de los nervios, mis pelos de repente estaban de punta, había algo que no me causaba para nada buena sensación. Y por unos instantes, terminé de entender, ésto no se trataba sólo de un chico.

— ¿Qué quieres decir?

Temía por su respuesta, temía por mí. — Estoy cansada, Venecia. Estoy hasta la mierda de ti, de haber escuchado tu nombre por tantos años. ¡De la vida que tú me quitaste!

— ¿Q-qué? ¿De qué hablas?

Su mirada seguía vacía, ella simplemente estaba ida, mirando a la nada. — Es imposible olvidar lo que se vivió con muchas lágrimas.

— Amanda...

Me miró con mucho odio. — Por tu culpa estoy maldita.

Por muchas veces que intentara buscar la respuesta me quedaba sin nada. Mi cabeza ya dolía incluso aún más. No había nada razonable para tanto odio hacia mi. Toda mi vida he sido ignorada, he sido abandonada y dejada, incluso por mis propios padres, aunque de ellos no haya sido intencionalmente.

Amanda parecía generar un odio a mi en cada paso del tiempo, miraba el reloj en su muñeca lo cual me parecía lo suficientemente extraño. Pero después de todo, no me molestaba en preguntar algo más.

— ¿Sabes? —Habló luego de unos instantes— Realmente no tengo ningún interés de mantenerte con vida. —Me quedé helada ante su cambio de tema, mi corazón latía con más fuerza, mis manos sudaban más— Pero por desgracia... Mi mamá se entero sobre ésto. —Bufó— Imbéciles aquellos que me delataron.

¿Mamá? No sabía que ella...

Su cara de burla me miraba expectante, claramente notó mi sorpresa. Lo que me daba la sensación de algo...

— Es mentira lo de tú enfermedad, ¿verdad?

Suspiró fuertemente. — ¡Hasta que al fin esas neuronas empiezan a reaccionar!

— ¿Cómo es qué...?

— Es bastante decepcionante, ¿sabes? —Sacó de detrás de su espalda un pequeño objeto metálico, un arma, lo suficientemente como para colocarme aún más nerviosa— Por lo visto, mamá jugó muy bien su papel.

— ¿De qué estás hablando?

Su risa sarcástica se intensificó. — De verdad que me das vergüenza justo ahora. Pero te lo voy a facilitar porque de verdad me das pena.

— Amanda...

— Tú, me robaste a mi madre.

— ¿T-tu madre?

— Parece que eres más estúpida de lo que pensaba. —Bufó— Para resumir, no es como si me encantará estar aquí hablando contigo. La verdad es que hueles asqueroso. Había una vez una niña fea, a la que sus padres se le murieron en un trágico accidente. —Alargó las palabras de la última frase. Hablaba de mí— Durante ese tiempo, su tía la cuidó. ¿Sí? Pero, para el mismo tiempo, la hija de la tía de la niña fea, tuvo un accidente. ¿Y qué crees? ¡NADA PASÓ! ¡Porque su mamá estaba cuidando de la niña fea! ¡He estado sola por muchos años! ¡Y para mi maldita suerte mi mamá me abandonó cuando era pequeña! ¡¿A qué no lo sabías?! ¡Mi mamá era una completa mierda! ¡Nos dejó a mí y a mi padre solos, sin nada! ¡Cambió a mi padre por otro y se largo! ¡Sin si quiera pensar en mí! Y después de tanto buscarla... —Sollozó— Descubro que te cuidó a ti. Lo que no hizo conmigo, lo hizo contigo. Y hace unos meses, me quitas también al hombre que amo. ¿Qué más quieres tomar de mi vida, Venecia? ¿Quieres algo más? Porque ya no tengo nada, todo me lo has quitado ya.

Mis ojos pesaban demasiado, mi respiración entrecortada, sus palabras eran claras, pero mi mente estaba cerrada.

No, por favor no.

— ¿Entonces? ¿Te lo hago en gráficos? —Bufó— ¿Ya lo has entendido... "primita"?







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·Amor con sabor a café·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora