Camino lentamente por las calles, no dejando de estar sumergida en mi mundo y en mi música.
Mis pasos son dispersos, realmente cualquiera que me vea caminando en éste momento pensaría que estoy borracha ya que no camino en forma derecha.
La verdad es que tengo mucho sueño, no he dormido bien en estos días. Hoy tenemos nuestra gran cena navideña. Ahora sí.
Sólo con Isaac, Anne, Tomás y Tania.
Debería estar James, pero Tania le pidió a Tomás que por favor no lo invitará, que si él preguntaba por qué no, que dijera la respuesta obvia.
Ella no es que parezca estar mejor, pero hace su mejor trabajo para lucirlo.
James había insistido, pero ella no quiso recibirlo. Y Gael...
Él insistió también, incluso mucho más que James. Pero entre Tania y yo nos ingeniamos para no encontrarlos a ninguno en nuestro camino, incluso con Colle, el portero del edificio.
El otro día necesitabamos ir al supermercado por café, y James se encontraba abajo con Gael. Le pedimos ayuda al señor Colle. Así que le dijo a los chicos que una señora estaba teniendo un ataque, así que ellos rápidamente se fueron es busca de ayuda.
Nosotras corrímos fuera cuando los vimos alejarse. Cuando regresaron con mucha gente y uno que otro doctor Colle les dijo que había pasado una ambulancia "casualmente" y se la llevó.
Tania aún tenía una mirada triste a pesar de todo, eso no lo voy a negar. Tampoco voy a negar el hecho de que ya me había acostumbrado a la existencia de Gael en mi vida.
Miré a mi alrededor, la calle estaba bastante sola, era obvio que por ser veinticuatro de diciembre la calle podría estar vacía. Todos estarán compartiendo con su familia.
Tania se fue a casa de Isaac primero, dijo que quería ayudar a preparar todo, junto con Tomás y Isaac.
Un coche hizo punto de visión frente a mí, lo que me hizo quedarme estática del susto.
Un chico bajó a prisa, mis ojos se abrieron con total sorpresa. Por un momento sentí un dejavu, luego sentí otro tipo de emociones. Entre susto y alegría, amor y sorpresa.
— Vene... —Oír desde el susurro de sus labios mi nombre, me hacía sentir una extraña sensación en mi cuerpo. Sin duda lo había extrañado.
— Hola. —Correspondía a su saludo. Gael me miro con un poco de esperanza, supongo.
— ¿Estás bien? —Removió su pelo un poco. Su pie izquierdo avanzó un paso hacia mí. Pero yo no me moví hacia atrás.
— Sí... ¿Y tú?
Sonrió cabiz bajo. — No creo que quieras escuchar mi respuesta.
Respiré profundo, empecé a caminar por su lado para seguir mi camino pero rápidamente su mano tomó mi codo haciéndome retroceder.
Me miró con dudas, sin más con total firmeza me acercó hacia él tomando mis labios prisioneros de los suyos.
Me había quedado firme ante su agarre, pero mis labios correspondían. Mi consciente me decía a gritos que me alejara, pero mi corazón latía con tal magnitud que me hacía imposible dar un paso atrás.
Poco a poco me separé de él. Su respiración agitada hacia juego con la mía.
Podía notar como se lo pensaba para hablar, pero lo comprendía, temía de que sí hablaba podía dañar todo lo que sucedía.
— No debí... —Susurré.
Negó. — No. Realmente es mi culpa. Pero no me arrepiento de haberte besado, lo he hecho queriendo.
— Gael...
— Mira Venecia.... Puede que este no sea el mejor lugar para hablar, y quizás estoy siendo un tonto. Puedes pensar incluso que soy el hombre más idiota en el planeta. Pero haría lo que fuera, con tal de que tengas la mejor idea sobre mí. Cambiaría muchas cosas, y lo haría por ti.
— Yo sólo necesito tiempo, Gael. En serio yo... —Respire. Había guardado muchas cosas en mi corazón y en mis pensamientos, pero justo ahora quisiera sacarlos todos.
— Se necesita ser un estúpido para estar esperándote aún. ¿Y qué crees? Yo soy un gran estúpido.
Mi mente había quedado en blanco, ¿Cómo es que él siempre encuentra la manera de dejarte sin qué pensar?
Yo lo miraba con total ternura, no sabía si había escogido bien o no. Pero me gustaba Gael, en todos los malos y los buenos sentidos.
No había tenido un romance real. Tuve un novio imaginario una vez, su nombre era Jack, tenia siete años cuando mi mente empezó a divagar sobre lo que sería tener un novio.
A Jack me lo imaginaba pelirrojo, con sus ojos cafés claros, super alto, con músculos detallados pero tampoco en exageración. Con una sonrisa encantadora que hacia derretir a cualquiera.
Pero Gael no era pelirrojo. Pero tenía muchas mejores cualidades de las que alguns vez en mis años anteriores pude haber pensando.
Él aún me miraba sin expresión alguna. Podía notar como su mirada reflejaba miedo, pero la facción de su rostro lucía dura, con su mandíbula apretada.
Yo lo miré, directo a los ojos. Realmente me había quedado sin nada para decir cuando había pensando en tantas cosas.
Cuando se te acaben las palabras toma un préstamo de tu corazón, y deja que empiece la conversación.
Mis labios se avalanzaron contra los suyos con total firmeza. Gael se lo tomó por sorpresa pero no dudó ni puso resistencia.
Sus labios se movían con sincronía y fuerza contra los míos. Bajaba y subía su mano por mi espalda.
Yo por otro lado tenía una lucha interna conmigo misma, creía qué con todo mi corazón estaba haciendo lo mejor, lo correcto para mi y por mí.
Había tenido los días suficientes para notar que los consejos de Tania tenían mucha razón y sentido. Gael había obtenido un lugar grande en mi corazón y por sobre todo, en mi vida.
Sería muy tonto que después de todo lo que él ha hecho por mí, después de todo lo que ha dicho, yo no le de una oportunidad.
Dejaría que me contará si quisiera o no lo que ha pasado en su futuro. No fue culpa de él que Amanda apareciera a interferir en mi vida, nada nunca está planeado. Es cuestión nuestra el saber sacar lo mejor de todas las situaciones que se nos presentan.
Éste ahora era simplemente nuestro mejor momento.
Y pensaba disfrutar de ello.
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·Amor con sabor a café·
Ficção AdolescentePrimero la muerte de su madre real, y ahora la muerte de lo que para ella era su segunda madre. Para Venecia Argent parecía que las cosas empeoraban fácilmente. Había encontrado una nueva familia y estaba muy lejos de alejarse de ellos, lo que en ci...