Capítulo 4

629 48 11
                                    

Revelaciones

Pov's Simón

Miré a Ámbar detenidamente, congelado por aquella sorpresa. Pensé que, tal vez mi mente me había jugado una mala pasada, últimamente tenía alucinaciones, deseaba que su presencia fuera eso, una alucinación, pero no. No lo era.

Esto estaba pasando, ella estaba pasando frente a mí.

Me miró entrecerrando sus ojos, llenos de desconcierto, me formuló una pregunta, la cual no escuché.

Quería saber que hacía ella aquí.

-¿Qué demonios haces aquí? -Maaldije internamente por sonar nervioso. -No puedes estar aquí, este no es lugar para ti. -La tomé de su brazo, e intenté llevarla lejos de aquí.

-Tampoco para ti. Esto es peligroso... puede pasarte algo. ¿Has pensado en cómo se pondría tu hermana si te llega a pasar algo? -Ella buscó mi mirada, yo simplemente la esquivé.

-Hermoso, tienes que ir ya. -Luna se apoyó en mi hombro, susurrándome al oído y luego miró a Ámbar rodando los ojos. -Vamos.

-Aún no. -Me separé de ella y me acerqué más a Ámbar. -Todo tiene un porqué, y esta no es la excepción. Tal vez te lo diga pero por ahora, debes estar en buen recaudo. -Tomé su mano y la acerqué a mí.

El haber venido aquí había sido muy osado de su parte, empezando por el peligroso lugar que este era, no era apto para ella, una desconocida entre todos la gente.

A pesar de ser más de cien, todos nos conocíamos, las chicas aquí conocían muy bien este sitio y sabían protegerse ante cualquier hombre que quisiese propasarse con ellas.

Pero no sabía si Ámbar sabía defenderse, ella era, para los hombres de este lugar, como una especie de chica nueva, y estaba empezando a llamar la atención de todos.

-Eres nueva aquí, por eso toda la atención está sobre ti ahora. -Susurré en su oído y ella asintió perpleja. -Ahora ven conmigo.

-Pero...

-Vamos. La tomé de la mano y subí a la cabina en donde se encontraba Ramiro hablando por el altavoz. -Quiero que la cuides, hasta terminar la carrera, ¿entendido?

-Yo puedo cuidarme sola, sé artes marciales y... -Ámbar trató de convencerme en dejarla sola pero no lo haría, ella ahora era mi responsabilidad.

-Esto es muy peligroso para ti. Entiéndelo. -La tomé de los hombros y suavice mi mirada haci ella. -Créeme Ramiro, si algo le llega a pasar a este hermoso cabello rubio te las verás conmigo.

-No te preocupes, estará conmigo en todo momento. -Ramiro miró a Ámbar y le sonrió amigablemente.

-Ahora, tengo que irme. Volveré pronto. -La apreté el hombro, sonriéndole y baje rumbo a mi auto.

Mi contrincante ya estaba en el auto y esperé a que comenzará la cuenta para dar inicio.

Pero esta vez no quería correr, no quería que Ámbar me viera, esto era un secreto que nadie, absolutamente nadie tenía porque saberlo, pero ella ya lo había descubierto.

Y si... ¿Le contaba a Emilia?

Tenía que asegurarme de que eso no pasaría, así que tenía que concentrarme, demostrarle a ella que yo no corría ningún peligro y luego, tal vez, explicarle algunas cosas.

Esta vez se escuchó una bocina dar por comenzada la carrera, así que aceleré rumbo a la meta, confiado.

Luego de quince minutos, ya estaba en la meta, coronándome otra vez como un campeón.

Dulce Delirio - Simbar (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora