Capítulo 2

230 15 3
                                    

Pov's Simón

Luego de esa conversación con Benicio aquella vez, sentí todos mis planes esfumarse como el vapor de un chocolate caliente. Una de las cosas que él me pidió, mejor dicho, obligó en aquel encuentro fortuito fue en terminar mi relación con Ámbar. No sé cómo supo de mi relación sentimental con ella, el asunto es que él logró darme un golpe bajo.

Acabar con la relación me ha afectado, sobretodo porque no era por voluntad propia, si no porque sentí que era una obligación que debía cumplir. Tenía que hacerlo para protegerla y para que mi partida furtiva no le afectará. Saber que ya no la vería más era algo que dolía pero al saber que Benicio no la tocaría de alguna manera me reconfortaba.

Él, a pedirme eso, quiso cobrarme los intereses que aún le debía y de los cuales yo no sabía que debía pagar, le dije que trataría de juntar todo ese dinero pero él no accedió, todo lo contrario, me puso una condición o mejor dicho, me amenazó parar cumplirla.

Él sabía perfectamente que accedería.

Así que aquí estaba, haciendo los "trabajos" asignados por el niño Banderfield.

Debo admitir que prefería ser torturado a... a cumplir lo que él ordenaba, aún tenía traumas respecto a eso y al hacerlo era como revivir aquellos tiempos. Las pesadilla se habían hecho más frecuentes, me despertaba bruscamente a mitad de la madrugada tratando de convencerme que era una simple pesadilla pero no, eran recuerdos tormentosos.

Pero ahora que he escapado, la tan sola idea de sobrevivir y no ser encontrado por él sustituye todos esos recuerdo tormentosos. Salir de Vermont en plena noche no es buena idea, sobretodo porque no hay mucha movilidad y nadie querría llevar a alguien que tiene aspecto de vagabundo.

Había dejado de crecer mi barba y cabello y unas ojeras profundas se han establecido en mi rostro.

Así que correr y tomar prestado y camioneta para llegar a Boston y ver a Ámbar o asegurarme que está bien, fue todo un verdadero reto.

Confiar en la palabra de Benicio no es algo de fiar, él suele ser muy traicionero y lo sería aún más conmigo, el hombre que descubrió las jugadas sucias y encarceló a su padre.

Mi objetivo era, luego de constatar de que ella se encontraba bien y mi familia también, avisar de ñas jugadas de su agente favorito, tendrían que investigarlo y hacerle pagar por los actos que estaba cometiendo.

Escapar de dónde me tenía prisionero no fue nada fácil, me tomó meses de ligeros estudios de las puertas, posibles lugares por dónde escabullirme, las horas en qué salían o dónde dejaban las llaves. Para mi suerte, los trabajadores de Benicio no eran muy astutos, dejaban las llaves en lugares accesibles.

-No intentes nada, Weasley. -Zander, el menos astuto de los tres guardaespaldas estaba sentado frente a mí, yo fingía comer las sobras que me había traído. -Será mejor que descanses, más tarde te llevaré a culminar otro trabajo.

Lo miré de soslayo, con la ira consumiéndome y evitando las ganas de aventarme hacia él y desfigurarlo, pero tenía que controlarme o no saldría vivo de ahí.

Hace semanas, cuando culmine un ajuste de cuentas del estúpido italiano pedí ir a una farmacia, tenía gripe así que no querían contagiarse, tuve que fingir que era grave para que aceptaran llevarme. Adentro, compré pastillas y un frasco de cloroformo en spray, tuve que esconderlo bien, porque si lo encontraban sería hombre muerto.

Así que aproveché que solo estábamos él y yo. Esperé y medité varios segundos en realizar el acto que estaba planeando hace meses, pero había llegado el momento y no podía echarme para atrás, no ahora que sabía donde tenían su guarida secreta y tenía pruebas de todo lo que Benicio realizaba.

Dulce Delirio - Simbar (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora