Capítulo 14

260 18 2
                                    

Alejé sutilmente a Luna de mí, ella había aparecido en mi dormitorio dejándome con la duda de cómo había ingresado a casa, luego averiguaría eso.

Después de aquel beso robado de su parte y correspondido de la mía, ambos quedamos avergonzados ante lo sucedido, creo que ella supuso que al separarla de mí contaba como un rechazo. Y no quería ser cruel pero así era, podíamos haber tenido una historia, pero mi presente en estos momentos era Ámbar, a pesar de no querer nada conmigo, eso no mataba el amor que le tenía.

-No vuelvas a hacer eso. Tú y yo no tenemos nada ver...

-Eso no me decías cada vez que te besaba en el bar. Pensé... que seguías sintiendo lo mismo por mí. -Vi su rostro enrojecerse, al parecer se había enojado u ofendido o tal vez ambas.

-Sabías perfectamente que lo nuestro no era nada serio, tú misma lo aceptaste, quedamos en que cada uno podía estar con quien quisiera si así lo quería.

-¿Es eso? ¿Hay otra persona? -Sin ganas de hacer largo este drama, asentí. Como lo suponía ella comenzó a llorar frente a mí. No quería lastimarla, no estaba en mis planes, pensé que con la relación abierta ella no saldría dañada pero fue todo lo contrario.

La culpa estaba comenzando a apoderarse de mí y hacerme sentir como un miserable. Ella había sido una gran persona, una buena amiga en tiempos pasados, había estado a mi lado en momentos duros y ahora había roto su corazón.

-No quise lastimarte, solo pasó y no vi la necesidad de contártelo... lo siento. -Quise levantarme pero en mis condiciones no podía hacerlo. Maldito yeso. Maldita carrera. Maldito Benicio.

SI no hubiese accedido a sus amenazas no estaría en esta situación o tal vez mi familia estaría muerta.

-No es tu culpa, fue mía. Debí haber aprovechado la oportunidad cuando me pediste ser tu enamorada -Ella secó sus lágrimas y ladeó una media sonrisa llena de nostalgia. -Supongo que es el karma.

Con un beso en la mejilla y al parecer con nuestra amistad rota, ella salió de la habitación dejándome solo.

Emilia entró a mi habitación minutos más tarde luego de que Luna se haya retirado.

-La vi irse llorando, ¿qué le hiciste? -Su ceño fruncido y los brazos en forma de jarra me hicieron recordar a mamá enojada. En Emilia era algo cómico.

-Yo... No debiste dejar entrar a Luna...

-¿Luna? Yo me refería a Ámbar... espera, ¿hiciste llorar a ambas? -La sorpresa se hizo presente en el rostro de mi hermana pero no era nada gracioso, sus cejas estaban fruncidas y se fue acercando a mí lentamente. -Simón Álvarez, eres un maldito rompecorazones. ¿Cómo pudiste hacer eso a ambas chicas? A la otra no la conozco pero da pena. Y Ámbar, cielos, estaba destrozada. Ella trataba de hacerse la fuerte pero no pudo ocultarlo.

-Yo no le hice nada a Ámbar, ni siquiera sabía que había vuelto... -Mi cerebro se encendió y comenzó a atar cabos, ella... ¿ella nos había visto? -Necesito hablar con ella.

-No irás a ningún lado. -Emilia me detuvo antes de que pisara el suelo con mi pie sano. -Ella dijo que estará aquí mañana.

-No mañana, ahora. Necesito aclararle, Emilia.

-Ahora lo que ella y tú necesitan es estar solos y descansar, mañana hablaran calmados y le explicaras. Ahora descansa.

Dicho eso ella salió del dormitorio cerrando fuertemente la puerta. Si estuviera con el pie sano iría corriendo hacia el departamento de Ámbar, le explicaría que todo era un malentendido.

Luego vi mi celular encima de la mesita, esa era una solución.

Le timbré cinco veces y en ninguna me había contestado, por lo que supuse estaba molesta.

Dulce Delirio - Simbar (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora