Capítulo 6

173 9 9
                                    

-¿Qué hace él aquí? -Sebastián está limpiando la sangre del señor Smith con alcohol, aún la furia no ha disminuido en el rubio.

-Eso no importa ahora. -responde Sebastián en tono cansino.

-¿No importa?

-Simón. -Emilia trata de reprender a su hermano pero él la ignora, se sienta tan cansado de todo que no soportaría una reprendida.

-No te metas, Emilia. Este hombre abandonó a su hija y ¿vuelve como si nada? ¿Crees que es justo para Ámbar?

-Te entiendo, Simón. Pero ahora no es momento de reclamos. -Matteo le toma de los hombros a su cuñado y le da un ligero apretón. -Créeme yo también quiero romperle la cara.

Y sin más que decir se dirige a ayudar a Sebastián, se puede verificar en la mirada del italiano el desprecio que le de al señor Smith.

-Yo estoy aquí por mi hija, vi las noticias...

-¿Y decidiste salir de tu anonimato? Luego de varios años el señor se digna a verla, vaya padre. -exclama Simón, sarcástico.

-No tienes idea de nada, muchacho, así que solo cierra la boca.

-Bien, antes de que se maten -Jennie interrumpe la discusión y mira a todos algo incómoda. -¿Me podrían llevar a la casa de la víctima de posible secuestro?

-Yo te puedo llevar. -responde Luna. -Pero no veo para qué.

-Ya te explicaremos. -Jennie indica a sus acompañantes que se dirijan hacia fuera de la casa. Una vez todos están ahí, suben al auto y desaparecen calle abajo.

Con la mínima esperanza de que consigan algo allá y a la vez con el temor de que al hacerlo, confirme que esa sangre es de Ámbar, Simón ingresa a la sala.

El lugar se siente más ligero, ya no está abarrotado de tanta gente y eso ayuda a disminuir la ansiedad que él sentía hace momentos.

-Ya que solo quedamos nosotros, ¿me puedes decir para qué demonios has traído a este hombre?

-Él tiene idea de dónde podrían tener a Ámbar. -responde Villalobos como si fuese lo más obvio del mundo. Matteo, Emilia y edro lo miran anonadados antes su respuesta. -Trabajó con Esteban.

El hombre que ya está sin ningún rastro de sangre y más "estable" asiente para darle la razón al médico, se puede ver el temor que lo embarga al haber sido revelado su posible secreto. Se aclara la garganta y habla con voz temblorosa.

-Fue por él que tuve que dejar a mi hija, larga historia. Ya he pagado también ese error y otros, también larga historia. He venido hoy a dar la cara y remediar todo y si es posible a colaborar para que todo su clan caiga.

-Haga lo que haga ni compensará todo el daño que le ha provocado a su hija.

Simón no suavizó su mirada en ningún momento, ya que no podía golpearlo de nuevo -porque aún tenía ganas-, solo le quedaba mirarlo fríamente. Tal vez Ámbar al enterarse de que había golpeado a su padre se enojaría con él pero sentía que debía saldar una deuda con ella.


(...)


Había pasado varios días encerrada en aquella pocilga, sin luz, agua y en condiciones deplorables, no quería levantarse, ya no quería seguir respirando. Cada minuto que corría ella sentía ahogarse en ese cuarto frío y estrecho.

No solo le dolía el cuerpo producto de las heridas que Paula había causado en ella, también le dolía el alma. Era un dolor emocional que muy difícil desaparecía. El terror que habían causado en ella la habían vuelto paranoica. Cada ruido le destrozaban los nervios y le provocaban respingos, su corazón comenzaba a latir rápido y la respiración a agitarse.

Dulce Delirio - Simbar (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora