둘 ✋

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Una vez despierta, Dai caminó por el pasillo que llevaba a la sala de estar, donde los cognatives de Mingi estaban en modo de hibernación sobre la mesa ratona. Se tomó la libertad de entrar a la cocina y revisar el refrigerador en busca de algo para desayunar o almorzar, pues eran cerca de las doce del mediodía, pero sólo encontró pizzas a medio comer y pasta vieja.

—¿Qué mierda come este tipo...? —se dijo, ignorando que Mingi se encontraba en el marco de la puerta de entrada.

—Lo que estás viendo.

La cabeza de Dai golpeó la parte interna del refrigerador por el sobresalto. Sobando el área afectada, volteó para verlo en confusión.

—Ni creas que voy a comer pizza fría y pasta dura.

—Tendrás que conformarte.

—¿Tienes dinero suficiente para vivir solo pero no para comprar comida decente?

—No sé cocinar nada más.

—¿Tus padres no te enseñaron a cocinar algo que no sea pasta? —no podía creer lo que oía— ¿Ni siquiera a pedir comida que no fuera pizza?

—No y no quiero comer nada más.

Se produjo un silencio abismal y la invitada comenzó a experimentar un sentimiento de culpa. Le parecía muy extraño que alguien como él, que denotaba poca torpeza y daba la impresión de jamás cometer errores, fuera ignorante en algo tan natural como era el saber cocinar.

—¿Y viviste de esto... por cuánto tiempo?

—Desde que vivo solo... más o menos hace dos años.

—Mingi... —se acercó a él, aún sorprendida— Vamos al supermercado, no puedes vivir así.

Corrió por el pasillo para vestirse y una vez de regreso a la cocina tomó a Mingi del brazo, arrastrándolo fuera de la casa. Él no se quejó, pero podía verse en su cara que no disfrutaba de hacer compras.
Fueron a un gran supermercado y mientras Mingi llevaba el carrito, Dai iba arrojando cosas al interior de éste, comentando con voz de maestra jardinera qué nutrientes debía consumir y el daño que podría haber causado en su salud la ingesta de tantos carbohidratos y tan pocas proteínas, lípidos y azúcares.

—No puedo creer que puedas tener ese cutis con todo el queso y grasas que consumes —dijo mientras revisaba el valor nutricional de los cereales.

—¿Y tú comes todas esas cosas?

—¡Claro que sí! ¿Nunca comiste todo esto?

—Sí, pero no recuerdo cómo sabe...

—¡Eso no puede ser!

Luego del supermercado, compraron algo de carne y pollo, más tarde frutas y verduras, y por último, regresaron a la casa. Allí, Dai fue directo a la cocina, donde comenzó a cortar el pollo en trozos.

—Mingi, ven y ayúdame cortando las cebollas.

Sin oponerse, el mencionado tomó una tabla para cortar, un cuchillo y una cebolla. Sin embargo, se quedó mirándola sin saber qué hacer ni por dónde empezar. Al darse cuenta de esto, Dai soltó una risita y tras lavar y secar sus manos, guió las de Mingi para cortar correctamente.

—Primero cortas las esquinas, luego le quitas la piel y cortas de esta manera... —hizo una demostración.

Esta vez las cebollas fueron debidamente cortadas, al igual que algunas otras verduras. Por otro lado, el pollo fue condimentado y dejado marinar a un costado. El proceso de un buen arroz con pollo no era corto, pero sí sencillo, de modo que Dai consideró que sería la mejor opción para enseñarle una primera receta a alguien inexperto.

I CAN FIX HIM [Song Mingi] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora