I CAN FIX HIM [Song Mingi] +18

십팔 ✋

Throwback a un par de días previos

Hongjoong estaba en su estudio una noche, a punto de cerrar, cuando recibió una llamada de Mingi:

—¿Qué pasa? Ya te dije que tu último día libre es mañana...

—Necesito que vengas, no sé con quién hablar —dijo enseguida.

—Eh... bueno, voy para allá.

Puso la alarma de la reja y emprendió el camino a casa de Mingi a paso rápido. No sabía qué quería ni qué iba a hacer, sólo esperaba que no fuera nada muy importante. Luego del secuestro de Dai se sintió absolutamente inútil y la culpa de haber ido ahí para ser sólo una carga lo estaba carcomiendo. No se sentía capaz de afrontar algo fuerte después de eso.

Al llegar al edificio, una amable señora lo dejó pasar tras decir que era amigo de Mingi. Pensó en el ascensor acerca de la definición de esa palabra, ¿eran realmente amigos ahora? ¿haber trabajado juntos una vez taparía todos sus problemas previos? ¿Mingi estaba enojado con él? ¿lo odiaba de la misma forma que él lo odiaba antes? ¿lo perdonaría?

La respuesta a cada una de esas preguntas se encontraba detrás de una puerta negra. Tocó el timbre y Mingi abrió. Se veía terrible: bolsas bajo los ojos, el pelo alborotado y con raíces sin decolorar, la ropa mal puesta y sucia.

—Dios mío... ¿Qué te pasó?

—Entra...

Hizo caso y vio la casa hecha un desastre.

—¡Mingi, esto es insalubre!

—Cállate.

Mingi fue a sentarse al sofá, poniendo los pies sobre la mesa ratona cubierta de envoltorios y platos sucios.

—¿Para qué me llamaste?

—Necesitaba hablar con alguien.

—¿Sobre qué...? —se sentó junto a él y vio su descuidada piel. Incluso así, su perfil se le hizo muy bonito.

—Me siento muy solo sin ella... —tragó saliva y miró hacia arriba, apoyando la nuca en el respaldo— Realmente la necesito y... Dios... —se llevó los dedos a los párpados— Nunca me sentí tan solo desde que era niño...

—Pero... ¿por qué? Antes vivías solo.

—Ya había olvidado lo que se sentía que alguien me quisiera. Sólo tenía la admiración vacía de mis compañeros de Vapelong pero no se acerca ni de lejos a lo que me hizo sentir Dai.

—Cuando eras niño... ¿tus padres no te querían?

—Claro que no, pensaban que era un fenómeno —se limpió las lágrimas con la manga de su sudadera—. La única persona que me cuidó fue una anciana que mis padres contrataron. Llegué a quererla pero tampoco tan así...

—Entonces... ¿nunca te habías enamorado de nadie? ¿ni tuviste... relaciones con nadie más?

—Nunca me enamoré de nadie. Tuve sexo con un par de personas antes que ella, pero... —respiró hondo— Nunca así.

—¿Con chicas?

—Y chicos —rió un poco y se cubrió el rostro una vez más para evitar llorar—. Sólo para probar, ¿sabes? Cuando tenía unos dieciséis o diecisiete años...

—Ah... entiendo... —miró en otra dirección intentando pensar en algo para decir— ¿Y qué puedo hacer por ti?

—Abrázame.