17: Abre los ojos

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Dominick

Otro día más, y Sam no despierta. No entiendo cómo es posible, ¿tan alérgico es?, lo único que sé es que una preocupación incontenible me domina.

Hoy decidí salir por algo de alimento no he tenido una comida en una semana y ya comienza a tener efectos en mí. El estar cerca de Sam en esas condiciones no es bueno, su sangre me resulta irremediablemente atrayente.

Salgo de la cueva que nos refugia y camino por algunos minutos agudizando al máximo mis sentidos, desde hace días que escucho movilizarse a un grupo de al menos seis lobos por todo el bosque, parecen estar buscando algo, solo espero que no sea a nosotros.

Sigo mi camino sin perder de la mente la localización de los lobos no quiero tener un encuentro poco beneficioso.

Después de algunos minutos más buscando, a lo lejos, más o menos unos doscientos metros puedo escuchar las sutiles pisadas de un ciervo, caminando con igual sutileza me dirijo al lugar, y ahí está, un ciervo de buen tamaño, un muy buen alimento para mí en este momento, en segundos y sin que se lo espere aparezco a su lado torciéndole el cuello, matándolo al instante, es mejor así, de ese modo no sufre tanto.

Cuando los vampiros mordemos al mismo tiempo inyectamos nuestro veneno, un veneno en extremo doloroso pues te hace sentir como si tu cuerpo se quemara desde adentro y tu sangre se estuviese evaporando, un dolor que solo puede ser aliviado con la muerte o con la sangre dada de manera voluntaria por el mismo vampiro que te mordió, pues si intentas chupar sangre de un vampiro de manera forzosa sol beberás más veneno. Aunque hay una excepción a esta regla de la naturaleza el veneno de vampiro no afecta a las parejas de sangre.

Pareja de sangre, esa persona que le dará sentido a la eternidad, que te hará ver el mundo con nuevos ojos, esa persona que te hará experimentar miles de nuevas sensaciones. Hace tanto que no pienso en eso, desde que llegue aquí se desvaneció de mi mente el deseo por encontrarla, ¿Por qué será?

N.A.

Haciendo a un lado sus divagaciones mentales, Dominick se levantó del suelo donde minutos antes había estaba bebiendo la sangre del ciervo. Colocando sobre sus hombros el cuerpo inerte del animal, camino de regreso a la cueva donde Sam estaba, pero no sin antes volver a tener en mente la localización de los lobos que en ningún momento habían dejado de moverse.

En minutos llego a la cueva, entro y dejo en una esquina el cuerpo del ciervo, después se haría cargo de él. Camino directo a Sam y como hacía desde el primer día que Sam quedo inconsciente, tomo su mano dándole suaves caricias.

— Ya despierta — más que simples palabras dejadas salir en susurro, eran una súplica y no solo a Sam sino a todo ser divino que pudiera escucharlo para que permitiera que despertara.

— Sam... abre los ojos, morirás si no comes algo, solo abre los ojos.

Sam

Aun pienso que es mejor quedarme así y nunca abrir los ojos de nuevo, lo único que no me deja darme por vencido completamente es esa grave y varonil voz que suavemente dice mi nombre y me pide, me suplica que despierte, dentro de mi puedo sentir como acaricia mis manos y puedo sentir también su desesperación. Escucho su voz y vuelvo a dudar, vale la pena vivir en un mundo donde no me queda prácticamente nada, solo mi hermano, que quien sabe si algún día vuelva a ver.

— Sam, por favor despierta, no puedes morir, tú no puedes— y de nuevo esa voz por qué no me dejas darme por vencido de una vez —Aun necesito saber muchas cosas de ti... no puedes dejarme— ¿qué necesitas saber?, soy un simple omega que odia serlo, soy odiado por mi propio padre y estoy a merced de un maldito chupa sangre que quien sabe por qué no me ha matado aun.

— Sam — susurra cerca de mí, su aliento choca contra mi rostro y un suave cosquilleo ataca mis labios — Sam — puedo sentir su respiración en mi cuello muy cerca de mi oído — Abre los ojos — lo escucho e involuntariamente mis ojos se abren.

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❣❣ bye bye ❣❣

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora