15: ¿A alguien le importaría?

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Dominick

— Sam... Sam... Sam despierta... ¡Sam, maldito mocoso no me hagas esto!! —por más que lo movía el chico no abría los ojos.

La hinchazón en su pierna iba en aumento, al igual que las ampollas iban avanzando sobre su piel. Grosellero negro dijo él, debo encontrarlo solo así podre ayudarle.

Acomode a Sam lo más cómodamente que puede y me dispuse a buscar esa planta. La busque y la busque, pero no la hallaba, me sentía desesperado.

Hemos estado ya una semana juntos y a pesar de eso aún no puedo averiguar qué es lo que me pasa con él, qué es lo que él tiene que me llama tanto. Ni siquiera he tenido la oportunidad de preguntarle si él siente aunque sea algo hacia mí.

Yo me siento extraño con solo tenerlo cerca.

Su aroma, cada vez me vuelvo más adicto a él.

Su presencia, su compañía se está volviendo una costumbre para mí.

No sé qué está pasando conmigo, no lo entiendo.

Mis pensamientos son cortados al instante en que a lo lejos oigo el sonido de una pelea, una pelea de lobos, sus gruñidos son inconfundibles y a juzgar por la intensidad del sonido puedo deducir que la pelea se está efectuando a más o menos unos siete kilómetros de donde estoy.

No le tomo más importancia y me dedico inmediato a continuar con mi búsqueda, él dijo que esas plantas siempre están una cerca de la otra, la naturaleza siempre tan maravillosa, aunque en esta ocasión no me esté ayudando mucho.

Ya estaba un poco lejos de Sam y aun no encontraba nada, pensé en ir con Sam e intentar despertarlo nuevamente, cuando vi que de una de las ramas de un pino caían unas pequeñas grosellas negras, sentí un alivio tan grande como jamás había sentido.

Tomando la mayor cantidad que encontré, corrí hacia Sam y lo primero que hice fue hacerlo comer varias, no pensaba arriesgarme, pero el aun estando incontinente no las tragaba.

— ¿Qué hago?, ¿Cómo hago que las coma?

Una idea me ilumino, las grosellas firmes como una uva, debían ser molidas para que solo bajaran por su garganta. Tome varias y las lance a mi boca, las mastique lo más que pude, el sabor amargo más mi incompatibilidad con este tipo de alimentos me hizo la tarea difícil, sin embargo lo hice, ya listas, tome el mentón de Sam y entre abrí un poco sus labios, -no pienses nada raro-, me auto regañe.

Ya listo uní sus labios a los míos, la suavidad y calor de inmediato me cautivo haciéndome olvidar por unos segundos la razón por la cual lo estaba haciendo. Tomando todo el auto control que me quedaba para no ir más allá de mi tarea, vertí la amarga fruta molida en su boca y esta se deslizo por su garganta tal como fue mi plan.

Después de eso tome a un Sam aun inconsciente entre mis brazos y corrí al lugar que había tomado como refugio esos días en el bosque de lo prohibido.

~•~

N.A.

Sam llevaba ya dos días inconsciente y Dominick estaba que se arrancaba los cabellos de la desesperación, no sabía qué hacer. El día que eso sucedió lo llevo a la cueva y con las grosellas que le habían quedado hizo una tipo pasta que unto en las ampollas de Sam, esas sí que tuvieron cambio enseguida en menos de una hora desaparecieron casi en su totalidad al igual que la hinchazón, pero él seguía sin despertar.

— Ya despierta... despierta por favor — suplicaba Dominick sosteniendo con fuerza la mano de Sam.

Sam

Por más que intento mis ojos no se abren, los siento pesados, me siento tan cansado.

Quizás esto es tan solo una señal, una señal de que es mejor quedarme así.

Si yo me quedara así, si yo jamás despertara... ¿qué pasaría?

¿A alguien le importaría?

Seguro a papá no.

Pero esta Max, a él seguro si le importa, él ha estado siempre conmigo cuidándome desde que mamá murió.

Pero él ya es todo un hombre con responsabilidades y con una mate que cuidar, él no necesita tener que hacerse cargo de un mocoso como yo.

Quizás si es lo mejor... quedarme así y nunca despertar.

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❣❣ bye bye ❣❣

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora