3: En lo profundo del Bosque

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El vampiro seguía lo más rápido que podía al pequeño lobo de pelaje caramelo, en realidad no era mucho debido a la escasa alimentación a la que se había sometido las últimas semanas, pero igual no se daba por vencido.

Llevando ya varios kilómetros recorridos el vampiro se percató de que era seguido por un grupo de al menos cinco lobos que trataron de impedirle su cometido, alcanzar a esa criatura de aroma cegador, aroma que estaba volviéndolo loco, pues sentía que nada importaba más que alcanzarlo y sentir más a profundidad ese maravilloso aroma.

Los centinelas trataron de todo para intentar detenerlo. El vampiro no se detenía, no se daba por vencido, pero lo que más extraño les resulto fue la rara actitud del vampiro, pues otros en sus situación los hubiera atacado, en cambio este extraño ser ni siquiera los miraba. El vampiro no apartaba la vista de su objetivo.

No viendo más opción el líder del grupo dio la señal de ataque en conjunto, un aullido y el grupo de lobos se dejó ir contra el vampiro, inmovilizándolo.

Aun en el suelo y con un grupo de lobos sobre de él, el vampiro trataba de dar alcance a su presa, más un fuerte aullido por parte del líder de grupo detuvo todo movimiento. El vampiro en ese momento se dio cuenta que lo que ese lobo hacia era alertar a su alfa.

Y así fue, luego de unos cuanto minutos un enorme lobo de pelaje tan negro como la noche estaba frente a él, además de un par de lobos un poco más pequeños que llegaron después, los que parecían ser los betas de la manada.

Dominick

El gran lobo de pelaje negro tomo forma humana. Un hombre de gran altura, cabello rubio oscuro, piel ligeramente bronceada y ojos azules se alzó ante mí.

Dando una orden silenciosa, el grupo de lobos se alejó permitiendo que me pusiera en pie, pero aun sin dejar de estar a una distancia prudente.

Una vez en pie note como era observado por el alfa de la manada, quien desvió la mirada al notar como lo miraba de igual manera, penetrante.

— ¿Qué haces en mis tierras? — pregunto, yo lo ignore — He dicho, ¿Qué haces en mis tierras?... será mejor que hables, no será difícil deshacernos de ti — ¿El chucho me está amenazando?

— Solo sigo algo, sus tierras no me interesan— respondo prepotente.

— ¿A qué o a quién seguías? — pregunta de nuevo, yo vuelvo a ignorarlo, puedo notar como poco a poco va perdiendo la paciencia, me causa gracia sin embrago no rio, sería algo estúpido hacerlo, podría tomarlo como una ofensa y terminar matándome, aunque, ¿Qué no es eso lo que yo buscaba?

Haciendo a un lado mis pensamientos, me concentro en la conversación que ahora sostenía el líder del grupo de lobos que me derribo y el que supongo es el alfa. Y según lo que puedo escuchar, es que les parece extraño mi comportamiento, aunque como negarlo a mi igual me resulta extraño, nunca antes me había sucedido esto. Pero bueno, gracias a que husmee un poco en la conversación ajena pude darme cuenta del lugar hacia donde esa pequeña bola de pelos escurridiza que resultó ser un omega se dirigía.

-Manada BlackNight, suena interesante-.

— Esta es tu ultima oportunidad de respondes a mi preguntas si no quieres que te destrocemos aquí mismo. Ahora me dirás ¿A quién seguías y por qué? — el alfa se dirigió a mi viéndome a los ojos e interrumpiendo mis pensamientos.

No me quedo de otras más que responder, con la mala alimentación que había llevado estas semanas sería una presa fácil para ellos, un corderito entres bestias.

— No puedo responder porque no lo sé — en ningún momento aparte la mirada — Solo sé que sentí un olor que nunca había sentido, un aroma a sangre tan atrayente y adictivo que nubló mis sentidos y dejo que mis instintos dominaran mi cuerpo.

El alfa me miro de forma extraña, ¿Acaso es tan raro lo que está pasándome?

— Ahora, ¿pueden dejarme ir?, sus tierras no me no me interesan y sería una completa locura atacar una manada yo solo. No soy un problema, así que déjenme ir — mencione impaciente aunque con total sinceridad, ahora el único lugar que me interesa es la manada BlackNight.

— ¿A dónde iras que tienes tanta prisa en que te dejemos ir? — pregunta, -¿este chucho está intentando cabrearme o qué?-.

— Necesito averiguar qué fue lo que me paso y para eso tengo que encontrar lo que estaba siguiendo — respondo, -odio dar explicaciones-.

— Pero, sabes que si dañas a un lobo, su manada te perseguirá ¿no es así?

— ¡¡JAMÁS LO DAÑARÍA!! — rugí molesto — Solo quiero saber qué es lo que él tiene que me hace estar así.

¿Qué pasa conmigo? ¿Por qué me molesto tanto la sola idea de ese lobo lastimado y aún más terrible la idea de ser yo quien lo dañe?

— Está bien, eso ya es problema tuyo y de la manada de ese lobo, mientras no entres en mis tierras no me interesa lo que hagas — fue lo último que dijo antes de dar un leve asentimiento de cabeza, después de eso los centinelas se alejaron de mí.

Viéndome por fin libre, me perdí entre la espesura del bosque aun sin poder descifrar el por qué me moleste tanto y de aquella manera, llegando al punto de soltar un rugido, esto nunca me había pasado.

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♥♥ Bye bye♥♥

Quienes hayan leído -Mi destino- podrán notar que el capítulo nueve de Mi destino y este capítulo son las dos versiones de los hechos, el punto de vista de Paul y el punto de vista de Dominick. 

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora