"Presencia abrumadora"
Ánima apuntó a la diana que estaba encima de las puertas. Torias caminaba alrededor de ella, mirando sus errores
—¡Ya te he puesto bien! ¡Es la posición que tienes que tener para disparar bien! Suelta la cuerda
Ánima dudó unos segundos y la soltó
La flecha apenas logró llegar al lado de la diana
—No lo entiendo
—Yo tampoco —Respondió Ánima, dejando el arco en la mesa
—¿Qué no entiendes?
—¿Cómo sabes tanto de esto? —Preguntó su hija, apuntando con la mano a la diana al fondo del salón, las flechas intentaban ganarse su lugar en el centro de la diana, Torias aceptó tantas veces ahí que las flechas ya caían con el siguiente disparo
—Necesito saberlo, para convertirme en rey, lo necesito saber
Ánima escuchó esas palabras y se dio cuenta que apenas conocía a su padre
—¿Por qué lo necesitabas? —Preguntó, pasando la mano por el arco de madera que él le entregó, mirándolo a la cara, comenzó su interrogatorio
—Para ser rey, lo necesité para eso —Torias miró a su hija y ella apartó la mirada—, mi papá nunca fue rey ni tampoco su papá. Ambos querían que yo subiera al trono como pudiera y así lo hice
—¿Al saber apuntar?
—No, hija, antes de que yo nazca existió una regla en que solo los más fuertes del reino logran ser los reyes
—¿Por qué existió esa regla, papá? —Preguntó Ánima sintiendo la madera del arco, oscura y áspera por la vejez, intentando no tener contacto visual
—Hubieron muchos ataques a reinos, demasiados, y gracias a eso la mayor autoridad hizo esa regla, porque el más fuerte debe mandar a los demás, ser el mande a los débiles —Respondió Torias, acercándose a su hija y agarrando su arco de la mesa
—¿Qué hiciste para convertirte en rey, entonces?
—Matar al anterior —Ánima quedó perpleja. Torias vio a su hija abrir los ojos de golpe, sin llegar a tener otra reacción—, no tengo poderes físicos, solo mentales, por eso aprendí a apuntar, lo necesité
—Si eres tan bueno con el arco, ¿Quién te enseñó?
—Mi abuelo y mi papá. Ellos me decían que querían que yo me alce al trono, querían verlo, sentirlo, por eso me entrenaron. Yo estaba cegado, viendo al rey como una de las mayores autoridades y mi mayor meta; mi sueño. Por eso mi abuelo me comenzó a entrenar, cada vez que fallaba me daba golpes, luego, cuando ya no pudo entrenarme, vino mi papá. Él en cambio me sacaba lo poco material que tenía y lo vendía. Pero no puedo estar molesto por eso, pues gracias a ellos logré ser el nuevo rey de Esglandel, maté a mi antecesor, a su esposa, y me convertí por fín en el nuevo gobernante. Pero los Leales los descubrieron, matando a mi papá y abuelo, sin que yo me diera cuenta, antes de subir al trono. La vida de la realeza no siempre es bella, Ánima, muchas veces tendrás que hacer acciones que se interponga a tus juicios y posiciones, pero es lo que hacemos, nosotros pedimos serlo y aunque parezca fácil para algunos, no lo es. Si pudiera volver a mi niñez, me hubiese gustado no haber entrenado para ser rey, solo quisiera tener a mi familia unida, en una casa de piedra, viviendo tranquilos
Ánima alzó la vista y encontró a su papá con una lágrima cayendo sobre la mejilla
Torias dio un paso al frente y puso su mano en el hombro de su hija
ESTÁS LEYENDO
La Sangre De La Realeza
FantasíaEsglandel era un reino pacifista, tranquilo, lleno de paz y armonía, todo lo que entra ahí es hermoso y nunca nada termina mal. El reino perfecto O eso era lo que creía Ánima, la princesa, una chica considerada fea y rechazada por la realeza, se env...