Capítulo 8

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"Luz extinta"

Ánima se soltó del agarre

—¡Me voy! —Gritó, volviendo a su casa

—Ánima, ahora...

—¡No! —Dijo y abrió las puertas de su casa

Torias le miró extraño, puso su mano en el hombro de Ánima y dijo:

—Vamos, ahí me dirás lo que te pasa

Ánima no se movió por unos instantes, estaba cabizbaja, hasta que volteó y asintió sin fuerzas

Se fueron hasta el salón, ahora sin que Torias esté llevándola de las manos

—Bien —Dijo Torias, abriendo ambas puertas—. No podremos utilizar el arma

—¿Por qué? —Susurró Ánima, entrando al salón y caminando al lado de cada mesa

—Hace demasiado ruido con cada disparo. Tendremos que seguir con el arco, nos descubrirán si disparas

Ánima se recordó que podía crear aquel revólver. Estas llegaban a ser silenciosas y livianas, mejores que las originales. Pero no dijo nada y siguió caminando al lado de cada mesa

—Ven, esta vez quiero que lo intentes sola —Dijo Torias, yendo al fondo del salón y trayendo dos arcos a su regreso

Pasó uno a Ánima y ella caminó hacía la diana de las puertas pero Torias le interpuso con su arco

—Desde aquí lo vas hacer —Dijo, retirando su arco

Ánima frunció el ceño

—Está bien —Dijo, finalmente

Ánima alzó su arco y lo apuntó a la diana, disparó y apenas llegó adentro del objetivo

—¡Has mejorado! —Dijo Torias, alegre

—¿Eh? Si sigo igual —Respondió Ánima, indiferente, viendo a su derecha, a su papá

—No, no, esta distancia es más del doble con el que antes lanzabas las flechas, ahora eres mejor. Intenta en el mismo lugar que antes hacías

Ánima se encogió de hombros y caminó hasta la última mesa, ella se ponía enfrente y apuntaba desde ahí

Apuntó y logró aceptar más cerca del medio

—¡Has mejorado! —Repitió Torias, felíz

Ánima asintió varias veces, sintiéndose mejor

—Me recuerdas a mí cuando logré aceptar ahí mismo, mi abuelo, Pefuso, también me felicitó así

Ánima sonrió, por un momento, se olvidó de aquel momento tan atroz. El que le tocó fondo a su corazón, sí, era aquel momento, esas palabras de Mercy pero ahora ya no estaban ahí. Él ya solo era un recuerdo secundario

—Estoy mejorando —Reconoció Ánima, su sonrisa iba siendo cada vez más grande hasta que volvió a disparar otra flecha sin previo aviso

Aceptó más al centro y alzó el arco, para demostrar sus victorias

—Dispara una vez más, mi abuelo decía que si lo puedes hacer tres veces, podrás hacer lo mismo las veces que quieras

Ánima, con felicidad, alzó el arco y apuntó. Sus nervios comenzaron a aparecer

Con la vista borrosa, y un leve temblor, soltó la cuerda  y no logró aceptar dentro de la diana

—Siempre fue tu error —Advirtió Torias—, siempre te pones nerviosa y eso juega en contra tuya

La Sangre De La Realeza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora