Epílogo

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Los colores regresaron con un pequeño dolor de cabeza

Mercy despertó

Ahogó un grito con su respiración llegando al máximo y sintió que estaba en algo suave

Miró para abajo y vio una cama, al lado suyo había varias planteras con flores falsas alrededor de la cama. Más allá había una pequeña ventana donde se filtraba la luz del sol

Frunció el ceño y sintió que algo estaba por su frente, lo agarró y vio que era un pañuelo mal escurrido por lo que caían algunas gotas de agua a la cama

Lo dejó al lado suyo y se sentó

Intentó levantarse pero sus piernas temblaron y estuvieron apunto de caer, pero pudo agarrarse por la mesita de noche que estaba al lado

Siguió así otro rato hasta que sintió que ya podía caminar, con un poco de dificultad, pero podía

Caminó hasta la puerta y la abrió, apoyando un brazo por la pared, vio que enfrente había un pasillo oscuro, sin ventanas

Volvió a la habitación y buscó entre los cajones hasta encontrar una vela y cerillas. Encendió la cerilla y quemó la mecha de la vela

Fue directo al pasillo con la vela prendida en la mano y la otra cubriendo la débil llama para que no se apague

Avanzó unos pasos más allá de la puerta y encontró un cuerpo acostado encima de un banco de piedra

Parecía estar durmiendo. Mercy escuchaba leves ronquidos del cuerpo

Estiró un poco más su brazo y vio que era una mujer con una bata rosa que la quedaba bastante grande. Su antebrazo simulaba una almohada y su otro brazo seguramente otra almohada encima de su cabeza. Estaba acostada de lado con las piernas cruzadas y juntas por lo pequeño que era el banco. Hasta Mercy sentía lo incómodo que sería estar así

Acercó un poco más la vela al rostro y casi suelta la vela cuando la luz iluminó la cara

Era Ánima la que estaba durmiendo en aquel banco, tan incómoda, con sus ronquidos, con su bata rosa que no era a su medida y sus brazos simulando una almohada. Era Ánima la que estaba durmiendo frente a la habitación donde descansaba Mercy. Seguramente esperando que él despierte

El pañuelo mal escurrido fue ella, las flores lo había traído ella, esa habitación fue ella quien le trajo en un momento de desesperación por lo que Mercy no conocía ni en lo más mínimo. Ni siquiera sabía donde estaba

Dudó en despertar a Ánima pero decidió por hacerlo; quería hacerlo

Alejó de ella la vela y con su mano libre sacudió levemente el hombro de Ánima, ella no despertó. Sacudió más fuerte y escuchó un gruñido de respuesta. Sacudió aun más fuerte y recibió otro gruñido y sus codos cerrándose en su rostro

—¿No me vas a dar la bienvenida ahora que desperté? —Preguntó Mercy, sonriendo en la oscuridad del pasillo

Ánima siguió así hasta pocos segundos después que abrió sus dos codos que le tapaban la cara y vio para arriba

La vela iluminaba el rostro, y poco más, de Mercy, pero para Ánima fue suficiente para reconocerlo

Ánima se sentó y se lo quedó mirando, bostezando

Hasta que despertó realmente, abriendo los ojos en su totalidad y tirándose encima de él, dándole un abrazo

Las manos de Ánima rodearon a Mercy y quedaron en su espalda, ella apretó sus dedos sobre la piel de Mercy tan fuerte que parecían garras

La Sangre De La Realeza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora