Capítulo 7

18 5 3
                                    

"Golpe decisivo"

Ánima, esta vez, volvió a tener diez años. Había terminado sus tres primeros años de estudio, ahora debería esperar hasta los dieciocho para comenzar otra vez y estar estudiando por otros tres años

Torias y Manglina le hicieron un baile para ella. Donde vinieron centenares de personas, todas de la realeza

Ella estaba en una mesa, sola y sin nadie cerca, no entendió por qué no había nadie con ella, ese era su momento, era la estrella de esa noche

Decidió caminar cerca de las mesas, pensando que no la habían visto y por eso no estaban con ella

Pero no fue así

Ánima se acercó a una mesa, sin mirarla a unos cuantos metros, capaz de escuchar su conversación

—¿Crees que es una...?

—No, yo digo que no

—Si pudo estudiar entonces será una princesa ¿No?

—Sí, claro

—¡No creo que lo sea! ¡Es gorda, fea y tiene varios puntos marrones en la cara! No es como nosotros

—Tienes razón, ¿En qué estaba pensando?

—Además es rara, no se comporta siquiera como uno de nosotros —Comentaron los de la mesa

Se alejó de la mesa y se acercó a otra, lo mismo. Se acercó a otra y era lo mismo

Hasta que salió de ese salón, sin que nadie la viera, y se fue hasta una casa de piedra, no le importó su vestido ni que alguien la viera ya, corrió hasta esa casa. Apunto de tropezar en algunas ocasiones, hasta que llegó

No había nadie

Sin pensarlo se subió hasta la terraza y se quedó ahí, dejando que sus sentimientos estén a flor de piel; comenzó a llorar

Al pasar unos minutos, desde la escalera que subió, se abrió la trampilla y de ahí salió un niño de su edad, al verla de espaldas no hizo nada más que sentarse a su lado, hasta que habló:

—¿Qué... Te pasa?

—Yo... —Sus lágrimas seguían cayendo y no logró decir nada más

—Siempre que estoy triste, busco a alguien de confianza para hablar de lo que me pasa —Dijo el niño, con una sonrisa

—Me rechazan y se burlan, eso pasa —Soltó Ánima de golpe—, todos, todos lo han hecho: los que debían ser mis amigos, mis padres, mi profesora, ¡Todos los que conozco lo han hecho!

—Yo nunca lo he hecho

—Gracias, Mercy, pero no sirve de mucho... —Dijo Ánima intentando parar su llanto

—Y nunca lo haré

Ánima paró de llorar por un momento y le miró, su cara de pequeño, su pelo corto y con esa sonrisa, no pudo evitar abrazarlo con todas sus fuerzas

Ella nació con la maldición de ser diferente por eso es rechazada y humillada, jamás sintió que pudo encajar con su propia gente. Pero ahí, en ese momento, supo que la amistad que se formó hace tres años, con una simple conversación, fue suficiente para aliviar esas cargas mentales que le torturaban a pesar de tan solo tener diez años

—Odio a la realeza, la odio con todo mi ser —Susurró Ánima al oído de Mercy sin soltarle aún

—Lo sé, la realeza son personas malas, todos —Respondió Mercy

La Sangre De La Realeza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora