Capítulo 13

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"Viviremos para siempre"

Torias se arrastró hasta la cama luego de que su hija saliera por esa puerta. Se acostó y suspiró, ahora estaba tranquilo, sin nadie cerca, para pensar en todo lo que pasó. El sonido de los pasos de Ánima comenzaron a ser distantes hasta ya no escucharse. Otros pasos se escucharon

Eran distintos y venían hacia él, no venía con prisa, eran pasos calmados. La puerta se abrió y Grek entró con un vaso entre sus manos y una sonrisa en su rostro

—¡Papá! —Dijo él, borrando su sonrisa—, ¿Qué te han hecho?

Grek se sentó al lado de la cama

—Toma esto, quizás te hará mejor

«Me acaban de apuñalar el cuello». Pensó Torias viendo el vaso con agua. No le importó mucho y apuró su contenido. Sintió que su garganta ardía mientras que el líquido pasaba a través de ella

—Gracias —Dijo, entregando el vaso

Grek agarró el vaso y Torias lo miró, parecía nervioso y él sabía por qué

Extendió el otro brazo y tocó la muñeca de Grek. Torias sonrió, soltó el vaso y volvió a su posición normal

Varios recuerdos invadieron su mente haciendo que olvide el nerviosismo de su hijo

Él debía cuidar a Ánima, y Manglina de Grek, así se habían prometido ambos

Pero Torias no lo cumplió, su trabajo de rey le alejó de su hija y le convirtió en alguien extraño para Ánima. Sin embargo, no era su culpa, sino de todo el reino que tenía que cuidar. O así creía él

Manglina había cuidado de Grek, ella sí cumplió su promesa, incluso había escrito un pequeño libro mostrando sus memorias, que Torias siempre lo buscó y nunca lo encontró

A pesar de que él no pudo cuidar de su hija, la observaba, desde lejos, sin intervenir. Sin embargo, eso solo lo hacía a veces

Torias cada vez se daba más cuenta del error que cometió

Esa era la razón de que todos la rechacen, era su culpa. Sí, ella era diferente a los demás pero eso no era la única razón de que toda su vida fue criticadas por las bocas de otros

Él había recordado un momento exacto de su vida, cuando Ánima nació, su segunda, y última, hija. Manglina le había dicho «Tendremos los mejores hijos de todos los reinos. Solo acuérdate de que hay que cuidarlos hasta el cansancio sino crecerán mal... Crecerán como la gente de las ciudades. Yo no quiero eso para nuestros hijos, ¿Me escuchas, Torias?»

Torias sintió un gran pesar en su corazón, dejó que se aliviara y se puso a pensar, de nuevo

Con los años se dio cuenta que Grek tampoco estaba siendo criado por su mamá, ella solo decía lo que él tenía que hacer en ese día y luego nunca más le volvía a ver hasta el día siguiente ¿Y, si él también es alguien que le falta el cariño y la comprensión de los padres? Pero Grek le tenía a Elisa y toda la realeza le quería. Además recibió la atención de muchas personas y cuidados por su madre, aunque no mucho, lo había recibido de igual forma

Ánima, en cambio... No, no recibió nada, ella tuvo que aprender sola, desde pequeña lo hizo. Ella fue autodidacta desde niña aunque no había mucho que aprender bajo cuatro paredes y sin ninguna compañía

En cambio, Grek lo tenía todo y ella nada. Grek conocía el mundo afuera del reino y ella no. Grek conocía el amor y ella no. Grek era aceptado y ella... No

Torias sintió toda la culpa recaer en él nuevamente

En su mente estaba la imagen de Ánima, gritando: «¡Todo es tu culpa, todo es tu culpa!»

La Sangre De La Realeza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora