14. Extraño poder

60 3 0
                                    

—Y ese fue el peor día de mi vida—. No conté sobre el gran rasguño que tenía en la espalda, no quería meterme en problemas ni causar una guerra entre mayores. —Supe que mi mejor amiga se irá y que no estará para mi cumpleaños y ya no puedo hacer mucho porque de eso depende lo que pase conmigo en la escuela—

—Campeón, me impresiona tu autocontrol ante esta situación con tu amigo. Los Dark en serio que somos de carácter pesado— rió el mayor

—Y los Lose somos más tlanquilitos— dijo el pequeño Silver, también entre risas

Volteé a verlos con una sonrisa, pero aún desanimado. Me sentía bien de que después de tantos meses molestándome y haciéndose la víctima, y yo siendo el afectado, tenía las de ganar porque al fin me habían escuchado, y me creían. Pero eso no reparaba todo el daño que ya me habían hecho, tanto físico como emocional.

—Lo hablaré con tu madre y vamos a buscar una muy buena solución para este problema, ¿sí cariño?— me dio un abrazo, a lo que yo hice una mueca de dolor y solté un "auch". —¿Otra cosa que me tengas que decir?, corrijo: ¿te hizo algo aparte de insultarte todo este tiempo?—

—Hoy m-me... Me atacó con... Con una cosa puntiaguda... En la espalda. Pero sólo es un rasguñito—

Se encargó de rápido quitarme la camisa y voltearme. Ese "rasguñito" resultó ser una gran herida inflamada y roja que se podía ver sobre el color negro de mi pelaje, casi como una quemada. No tardó en ir por algunos desinflamantes y medicinas para curar el rasguño. Ya que me puso mil y un pomadas y me dio un jarabe, se fue de mi cuarto y me dejó con Silver.

Helmanito, si ese tipo te hace tanto mal, ¿pol qué no nos habías dicho nada? Pudimos habelte defendido y dale unos muy buenos golpes—

—No Silv, las cosas no se resuelven así. La última vez que lo golpeé fue cuando estuviste en el hospital, y no me podía detener. El tonto terminó con un ojo morado—

— Oye, ¡sí!, tengo que enseñalte algo. Lo aplendí en el hospital, cleo. ¡Vamos a mi cualto!— me dijo tomándome la mano, para luego irnos corriendo de mi habitación.

Salimos de allí y bajamos unas escaleras para llegar a la sala de televisión, donde caminando por un pasillo llegábamos al cuarto del erizo plateado. Abrió la puerta y entramos. Frente a mí tenía un increíble desorden de juguetes y ropa, pero lo que más me había llamado la atención era la piedra turquesa que tenía ahí tirada sin más; la misma que tenía la niña del hospital que borró la herida de Silver el día que despertó. Fui hacia la piedra y la tomé en mis manos, tenía un brillo hermoso y el color también. Me sacó de mis pensamientos el sonido de la puerta cerrándose.

—¿De dónde sacaste esto?— le pregunté, mirando la piedra cautivado por su brillo

—Es una muy laaaaalga histolia... Pol eso tengo que contalte mis sueños. Pelo plomete que no le contalás a nadie más, yo se lo plometí a ella—

Pinky promise— entrelazamos nuestros meñiques. Comenzó a hablar.

—Okay... El plimelo fue cuando el día que según me ablí la cabeza y fui al hospital, que no lecueldo que eso haya pasado. Estaba tilado en el piso, me levantaba y entonces todo lo que me lodeaba estaba lleno de lava. Al plincipio cleí que selía como un juego de the flool is lava, pelo luego me di cuenta de que no. Podía velme como desde el cielo, ya no ela chiquito, tenía como... Ammm... Como Ti, más mayol. Caminaba y todo estaba destluido, pelo luego empezaba a volal ¡y ela geniaaaaaal! Volaba un lalgo tlamo y en selio que toda la ciudad estaba destluida y en llamas. Luego pude vel a alguien, pelo no me acueldo de quién ela; me decía que algo había pasado y sólo acelelé el vuelo. Después de eso ya no lecueldo nada, y luego ablí los ojos pelo vi todo neglo, y luego un blillo tulquesa; no podía movelme, así que volví a dolmil—. Me le quedé viendo, sorprendido de su relato. Ese erizo tenía la capacidad de soñar cosas increíbles y sentirlas muy reales. Luego vi cómo jugaba con la piedra entre sus manos y pude ver un brillo azul turquesa, igual al que había dicho.

—¿Y esa de dónde la sacaste?—

—Es glacioso, una niña me la dio...— y empezó de nuevo a platicarme...

En otro de sus sueños se había visto de nuevo como si de tercera persona se tratara. Estaba en un lugar obscuro y de sus manos emanaba un brillo azul turquesa. Me hablaba de que una niña rubia llegó a jugar con él y de repente ese lugar obscuro donde estaba se llenó de luz. Dijo que en esos varios sueños él sentía que despertaba y la veía en carne viva, que platicaban y ella le enseñaba ciertas cosas, luego regresaba a dormir y seguía soñando, pero ya no se acordaba de mucho. Lo miraba anonadado, me había dicho ya que pudo aprender a levitar y podía mover cosas con ayuda de su mente, cosa que en serio no le creía, que pensaba que sólo era producto de su muy increíble imaginación. Hasta que llegó al final, su último sueño: "dijo que podía curar esa herida tan fea que tenía en la frente. Tomó esta piedra, dijo algo sobre caos y otras cosas más que no recuerdo, puso su mano en mi frente y ¿sabes qué me dijo al final?, me dijo que alguien que quería mucho estaba frente a mí y me desperté emocionado, fue cuando te vi ahí, vestido como doctor, viéndome sorprendido. Y esta piedra la dejó en mi mano. ¿Genial, no?". Justamente lo que yo vi ese mismo día, no me lo podía creer. Era la misma niña.

Ahola helmanito, tengo que enseñalte una cosa más. ¡Pelo en selio plomete que no le dilás a nadie!—

—Te dije que no, ¡vamos! Yo igual tengo algo que decirte—

A continuación se aseguró de que en serio nadie fuera a entrar al cuarto. Se levantó a cerrar chingón seguro la puerta, y luego regresó a mi y se sentó en frente. Tomó uno de sus guantes y se lo quitó con cuidado, para luego dejar ver unos extraños círculos color turquesa en su palma y en la dorso; y eso no era todo: cerró los ojos y con esa misma mano hizo un ademán de atraer un juguete que se encontraba lejos hacia él. ¿Mi sorpresa? El juguete se envolvió en un aura turquesa y cayó frente a mi mirada atónita.

—¿Qué demonios?— mascullé

—¡Y eso no es todo!— dijo emocionado. Un aura azul lo envolvió, y poco a poco fue despegándose del piso. Silver estaba levitando. Madre-mía.

—E-e-esa niña... Fue la misma que te salvó... C-cuando... Vi que despertaste ese día...— me interrumpió

—¡Es leal! ¡Mi amiga existe entonces! ¿No es súpel cool? Lo tliste es que ya no la velé jamás. También me dijo que te conocía, y que puede que tengamos otlo helmanito, muuuuy palecido a ti—

Después de todo esto... ¿Qué tan cierto era lo que Fang decía?, ¿de dónde rayos había salido esa niña y de dónde me conocía?, ¿un hermano igual mí?. Más preguntas y ni una respuesta, necesitaba poner manos a la obra. Toda esa situación me había confundido, abrumado. ¿En serio me llamo Shadow Dark Rose?, ¿soy un Dark Rose realmente?. No quería sacarle la verdad a mis padres, pero podía intentar hacer que me hablaran sobre algún lugar para buscar más sobre todas esas cosas que hacían que la cabeza me diera vueltas. Tenía que saber quién era yo en realidad. Tenía que saber quién rayos era Shadow the hedgehog.


Mientras tanto, en otro cuarto de la casa...

—... Siempre supe que nuestro hijo no era un niño problema, sólo necesitaba que él me dijera las cosas como son. Pero no es que pueda hacer mucho...— lo interrumpió

— ¿Y qué no puedes hablar con los padres del niño que le hace tanto bullying? Me destroza saber que llegaba tan triste después de la escuela y de tantos regaños pensando que él hacía el mal, cuando otro niño le causa todo—

— El problema aquí, Ali, es que ya hablé con su padre y...—

— ¿Y qué no le puede decir a su engendro que pare su odio contra nuestro Shadow? 3 meses no le bastan para hacerle la vida imposible a nuestro hijo. ¿Acaso no te dijo que hablaría con él?—

—Ali, déjame terminar...—

—¡No Ger! No voy a parar hasta que hables con los padres de ese niño y lo pongan en su lugar. ¡Shadow pasó varias cosas horribles desde que entró a la escuela que lo están haciendo cambiar!—

—¡Alice! Escúchame— habló en voz alta, luego tomó sus manos y la miró fijamente a los ojos. —El padre es... O'Donnell...—

La coneja abrió los ojos como platos, muy sorprendida ante las palabras de papá.

—¿Wolf... O'Donnell?— habló en voz baja, con miedo

—Ese mismo O'Donnell—.

Welcome to my lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora